jueves, 10 de mayo de 2012

Pequeños supervivientes

Pese al trabajo que ha supuesto, he de reconocer que mi Trabajo de Final de Grado ha sido muy satisfactorio. No solo he podido trabajar sobre un tema muy poco estudiado, como puede ser la sexualidad y maternidad con mujeres discapacitadas, sino que además, a partir de aquí se me ocurren otras muchas investigaciones. 

Estoy decidida, mas adelante, a continuar investigando sobre esta misma cuestión con todas las discapacidades posibles, ya que solo me he basado en las lesiones medulares. Pero además me encantaría poder investigar con los hijos e hijas de estas mujeres. 

Y es que hablando con las mujeres a las que entrevisté para mi trabajo, me contaron la gran capacidad que tienen estos pequeños de ayudar a sus madres a cuidarlos. Una de ellas, con problemas de equilibrio, me contaba que su hijo, a los 2 meses de vida, ya había aprendido que debía ponerse muy rígido para que su madre le pudiera coger con solo un brazo. 

Recuerdo como, cuando estuve en mis prácticas de la carrera, los niños aprendieron a adaptarse a mis necesidades. Aprendieron a subirse para que los abrazara, sabían como ayudarme a entrar y salir de la guardería. Y apenas estuve 4 meses con ellos. 

Hace un tiempo leí una entrevista de una mujer que había sido madre teniendo una discapacidad. Se le planteaba la típica situación en la que el niño juega a escaparse corriendo para que se le pille. La mujer respondió que su hijo no hacia eso, ya que sabia que ella no le iba a poder perseguir, solo se lo hacia al padre que podía perseguirlo. 

Los niños tienen una gran capacidad de adaptación, prácticamente desde que nacen. Es una cuestión de supervivencia, pero creo que, a largo plazo, resulta muy beneficioso para ellos. 

Vivimos en una época en la cual los niños y niñas disfrutan de todo y más. No vamos a negarles la oportunidad de satisfacer sus deseos, pero creo que va siendo hora de complicarles un poco mas el juego. Que ganen lo deseado, pero que se lo ganen. La cultura del esfuerzo se está perdiendo a pasos agigantados. Y eso nos está llevando a que nuestros pequeños aprecien menos lo que tienen y desarrollen cada vez menos habilidades y capacidades. 

He llegado a una hipótesis sobre los hijos e hijas de mujeres con discapacidad: desarrollan mas habilidades y capacidades que los hijos cuyos padres y madres se encuentran en perfectas condiciones físicas. Como he dicho antes, están obligados a aprender a sobrevivir. 

Y además creo que desarrollan capacidades de todo tipo. Evidentemente, desarrollan capacidades físicas. Nuestros hijos necesitan aprender a ayudarnos a que los cojamos, necesitan aprender a levantarse del suelo encaramándose por nuestras sillas cuando se caen al andar, necesitan aprender a andar cogiéndose solo de una mano para que les podamos ayudar, y cualquiera de esas cosas requiere de un esfuerzo físico que otros niños no necesitan. 

También desarrollan mayores capacidades mentales. Cuando un niño aprender a andar, sabe que al caerse va a venir su madre a recogerlo de inmediato. Pero cuando la madre va en silla de ruedas, el pequeño debe aprender que su madre acudirá, pero no podrá cogerlo. Así que debe estudiar las posibilidades que tiene para levantarse por si mismo o con la ayuda mínima. 

Otras habilidades que adquieren son de índole educativa. Asumen normas con mas rapidez que otros niños. Si mi mamá puede correr detrás de mi, correré y me escaparé hasta que se canse y compruebe que sus enfados no son buena señal. Pero si mi mamá no puede perseguir, debo asumir que esos juegos no puedo llevarlos a cabo, debo permanecer a su lado. Acaban adquiriendo una disciplina que con una madre sin problemas físicos tardarían mas en adquirir, esperaría a la regañina para percatarse de que eso no se hace. 

Como es obvio, adquieren mayores capacidades sociales. Y esto lo comparte con todo hijo e hija de padres "no tradicionales". Discapacidades, familias monoparentales, homosexualidad, inmigración. Nacen en un entorno distinto, pero que aprenden a asumir como normal, esa es su normalidad. Por lo tanto, cuando salgan a la calle, no les parecerá tan extraño ver a otra persona discapacitada, o dos mamás o dos papás, o que mi amiga del cole solo vive con su madre o su padre. Porque en su casa encuentra las mismas realidades. 

Y por supuesto, creo que desarrolla una mayor capacidad afectiva. En una relación madre-hijo corriente, la madre es la que da y el hijo es el que recibe. Pero en este caso, para que la madre dé a su hijo, el hijo debe ofrecerle ayuda a su madre, y al final, ambos acaban dando y recibiendo. Eso puede unirles mucho mas que si tan solo ofrece uno y el otro se dedica a recibir. 

Tengo la convicción de que el niño reconoce perfectamente cuando la madre desea amarle pero sus posibilidades están mermadas. Se dispara la alarma, tengo que hacer algo para que mi mamá me dé todo su amor. Son pequeños, pero saben mas de lo que pensamos. 

Espero, dentro de unos años, poder desarrollar muchas investigaciones. De momento, seguiré formándome y dándole vueltas a esta cabecita. Y por supuesto, luego está la segunda parte. Servidora es trabajadora social, así que el conocimiento adquirido hay que aplicarlo. Tengo mucho por hacer, entonces...


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