jueves, 6 de diciembre de 2012

No, yo no soy feminista

Qué miedo le tiene la gente a ser identificada... Cuántas veces, al decir que estudio Igualdad de Género, la gente pregunta con cierto temor si me considero feminista, y cuando les contesto que sí, me miran como si fuera algo malo... Y cuántas personas, al ponerse a hablar del tema, lo primero que te dicen es: "No, yo no soy feminista". 

A ver, para empezar, distingamos dos conceptos. Feminismo es un movimiento que lucha por la igualdad entre hombres y mujeres. No significa que, como mujer, te creas superior al hombre. Eso tiene otro nombre, se llama hembrismo, que es lo contrario al machismo. Ser feminista no significa creerse mas que nadie, muy al contrario. Significa reivindicar la igualdad. 

Ser feminista no es querer aniquilar al sector masculino de la población ni someterlo. Quienes os hablen en ese tono, negadles el feminismo, pues bajo este concepto defienden ideas totalmente contrarias a la base de la lucha feminista. Ser feminista quiere decir que yo, mujer, tengo los mismos derechos, la misma libertad, la misma dignidad y la misma necesidad de respeto que tú, hombre. No quiero ser una privilegiada ante ti, solo quiero que me dejes ser como tú, por una sencilla razón, porque tanto tú como yo somos seres humanos y merecemos el mismo trato y las mismas oportunidades. 

¿Se puede ser feminista y no coincidir con determinadas ideas del feminismo más conocido? Por supuesto. Para quienes sean legos en el tema, no solo existe el feminismo de la igualdad, el más conocido. Existe el feminismo de la igualdad, el feminismo radical, el ecofeminismo, el feminismo de la diferencia... Hay tantas formas de feminismo como tipos de mujer hay en el mundo. Por el hecho de ser mujer, no tengo porque creer que soy exactamente igual que el hombre. Puedo ser feminista y creer en las diferencias, tan solo luchar por ser igualmente tratados, con la misma dignidad, pese a no compartir la misma identidad. 

Ser feminista no tiene porque significar estar totalmente de acuerdo con la discriminación positiva. Yo, que me reconozco como feminista, muchas veces no lo estoy. Puedo incluso, bajo el paraguas del feminismo, creer que la discriminación positiva acentúa aquello que me diferencia, en lugar de ayudarme a ser una más dentro de la sociedad. Pero por pensar así, no dejo de ser lo que soy. 

Claro que no estás de acuerdo con muchas afirmaciones, claro que tienes tu propia forma de pensar. Es que tú y yo no somos la misma persona. Ambas seremos mujeres, pero tú eres tú y yo soy yo. Nadie es mujer u hombre a secas. Se es mujer, estudiante o trabajadora, inmigrante o autóctona, con o sin discapacidad, cristina, musulmana o judía... Y todo eso crea nuestro yo. Ese yo será quien nos haga pensar de una forma u otra. Y según como pienses, serás feminista de una forma o de otra. Depende de tus necesidades y tus reivindicaciones. 

Yo, mujer con discapacidad. Asisto a una manifestación del Día de la Mujer Trabajadora y veo multitud de pancartas defendiendo el derecho a no ser tratadas como máquinas de hacer bebés. Y quizá yo tenga una pancarta que reivindique mi derecho a ser madre. ¿Estoy en contra de este otro grupo de mujeres? Ni mucho menos. Pero ellas tienen una serie de necesidades no compartidas conmigo. Para ellas, la dificultad reside en no ser vistas como seres humanos puramente reproductores. Mi dificultad reside en el hecho de poder salir a la calle con una preciosa tripita de 5 meses de embarazo y que no me miren de forma alarmante. ¿Dejo de ser feminista por ello? Nada mas lejos de la realidad. 

Tú, hombre o mujer, que te consideras igual, de una forma u otra a tu sexo opuesto, eres feminista. Ya sé que no coincides en muchas cosas, pero lo eres. Si en el fondo sientes que tenemos los mismos derechos y obligaciones, que merecemos las mismas oportunidades, el mismo trato digno, eres feminista. No te asustes, no es nada malo, pues no te sientes por encima de quienes te rodean. 
Solo quieres ser igual.