viernes, 15 de marzo de 2013

GRANDES PRINCESAS DE LA HISTORIA: Marie Curie


Durante el siglo XX ha habido muchos científicos destacados. Es sorprendente que entre tanto hombre, uno de los que con más fuerza ha significado los valores de la ciencia y de la humanidad sea una mujer: Marie Curie. Marcó un hito en la historia de la ciencia y se ha convertido en el símbolo de la mujer científica por excelencia. Y la verdad, ha habido muchas mujeres con muchas dificultades para llegar a la notoriedad científica, pero dudo mucho que haya existido otra que haya tenido dificultades como las que tuvo Marie.

Su carácter, su pasión por investigar y su capacidad de trabajo y sacrificio están totalmente fuera de escala. Se codeó con los mejores científicos, incluidos Einstein y Rutherford. Y todos con los que estuvo en contacto, absolutamente todos, le tuvieron un gran respeto.

Y un buen día, en el año 1898, sucedió lo inesperado. Dieron con un trozo de pecblenda muy radiactivo. Tanto, que tendría que haber alber gado más átomos de uranio en su seno que los que real mente cabían. Asombrados, llegaron a la única conclusión posible: en la pecblenda había elementos aún más ra diactivos que el uranio y como esos elementos no se conocían, tenía que tratarse de alguno que aún no se hubiese descubierto. Por otro lado, jamás se habían observado elementos extraños en la pecblenda, por lo cual debían de hallarse presentes en cantidades muy pequeñas. Y para que cantidades tan pequeñas mostraran tanta radiación, los nuevos elementos tenían que ser muy, muy radiactivos. La lógica era aplastante.
Sus investigaciones se aplicaron en todo el mundo.

Durante la Segunda Guerra Mundial, Marie Curie propuso utilizar la radioactividad para curar a los soldados lastimados por el conflicto bélico. 

Ésta física y química polaca, es la única mujer galardonada en dos ocasiones con el Premio Nobel, y además, la única persona en el mundo que recibió dos Nobel en diferentes disciplinas; fue número uno de su promoción (estudió en La Sorbona), dio nombre a la radiactividad y descubrió dos elementos químicos; el polonio y el radio. 

viernes, 8 de marzo de 2013

GRANDES PRINCESAS DE LA HISTORIA: María Zambrano


Pensadora y escritora española. Fue discípula de Ortega y Gasset y de Zubiri. Junto a su marido recorrió varios países, Chile, Cuba, México, en los que se desempeñó como docente. Además, en el exilio, tuvo una tenaz labor intelectual publicando artículos y libros. Se destacó por ser la pensadora española más importante de la segunda mitad del siglo XX.

María Zambrano nació en Vélez-Málaga (España), el 22 de abril de 1904. En 1909, tras una breve estancia en Madrid, la familia se trasladó a Segovia, y allí pasó su adolescencia. Se crió en un ambiente intelectual, siendo sus padres maestros. Además su padre fue fundador del periódico "Segovia" y de la revista "Castilla", y amigo personal de Antonio Machado -hecho que tuvo una influencia fundamental en María-.

En 1921 inició sus estudios de Filosofía en la Universidad Central de Madrid, donde fue discípula de Ortega y Gasset y de Zubiri. Allí se recibió en 1927. En 1931, y hasta 1936, fue profesora auxiliar de la Cátedra de Metafísica en la Universidad Central.

El 14 de septiembre de 1936 contrajo matrimonio con el historiador Alfonso Rodríguez Aldave. Al ser éste nombrado secretario de la embajada española en Santiago de Chile, se fueron por un tiempo a vivir allí. En 1937, ambos regresaron a España, primero residieron en Valencia y luego en Barcelona. Su marido se incorporó al ejército, y María colaboró en defensa de la República como Consejero de Propaganda y Consejero Nacional de la Infancia Evacuada.

El 28 de enero de 1939 María Zambrano comenzó su exilio -en el que realizó una tenaz labor intelectual publicando artículos y libros- acompañada por su madre, su hermana y el marido de ésta. Estuvo en París y en Nueva York poco tiempo, y se dirigió a La Habana, donde fue invitada como profesora de la Universidad y del Instituto de Altos Estudios e Investigaciones Científicas. De ahí se fue a México, donde se la nombró profesora de filosofía en la Universidad San Nicolás de Hidalgo de Morelia, Michoacán.

En 1946 viajó desde La Habana a París debido a la muerte de su madre, permaneciendo en esta ciudad hasta principios de 1949, año en que se trasladó a La Habana, donde vivió hasta 1953, impartiendo conferencias, cursos y clases particulares. En este último año volvió a Europa y se instaló en Roma, donde vivió hasta 1964.

Su salud comenzó a deteriorarse, y en 1978 se trasladó a Ferney-Voltaire, donde permaneció dos años, hasta que en 1980 se fue a Ginebra. En ese año fue nombrada Hija Adoptiva de Principado de Asturias, lo que constituyó el primer reconocimiento oficial de Zambrano en España.

En 1981 obtuvo el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades, y el Ayuntamiento de su pueblo la nombró Hija Predilecta. Al año siguiente, la Junta de Gobierno de la Universidad de Málaga la nombró Doctora Honoris Causa.

El 20 de noviembre de 1984, volvió a España, instalándose en Madrid. En 1987 se constituyó en Vélez-Málaga la Fundación que lleva su nombre y en 1988 le fue concedido el Premio Cervantes. Murió el 6 de febrero de 1991, en Madrid, y fue enterrada en su pueblo natal.

miércoles, 6 de marzo de 2013

Unas palabras a la absurda autoridad

Hay personas que llegan a altos cargos, no con el fin de hacer algo por los que queda abajo, sino por la comodidad que les supone ese tipo de vida. Mas dinero, mas propiedades, mas de lo que sea. Lujo y comodidad. El lujo de la comodidad. 

El único problema que pueden encontrarse es que los debajo no estemos de acuerdo con ellos. En ese caso, hay que imponer el orden. Y algunos gobernantes tienen métodos muy absurdos para imponerse... 

Hay cosas sin sentido ninguno. No tiene sentido que se haga una fiesta y no dejar muestras de ello, que la gente se aprecie y no haya un solo signo de dicho amor, que exista vida bajo un techo y cuatro paredes y no quede constancia de ello. Pero hacer desaparecer estas huellas suele ser una forma bastante común de mostrar poder. 

Bueno, mostrar poder, o hacer como que se tiene tal poder, porque, por norma general, la reacción de los de abajo suele ser el descontento, el enfado, para dar paso al pasotismo y a un principio de anarquía que se rebela contra la absurda autoridad. 

Los absurdos gobernantes no saben que los de abajo, usando nuestra propia lógica aplastante, dictamos nuestras propias formas de vida, y que no nos importa tanto contentar a nuestros gobernantes o no, sino hacer perdurar aquello que consideramos imborrable. 

No estamos por la labor de defender a quienes nos gobiernan si éstos lo hacen con la única intención de tenernos callados. Nuestra labor es defender nuestra vida en el sentido mas amplio de la palabra. Defendemos nuestra vida, no solo por nosotros, sino porque hay otros que no conocen nuestra forma de vivir. Nadie sabe lo gratificante que puede resultar mostrar tu modo de vida al mundo. 

Sus ganas de comodidad y calma son grandes, pero nuestra alegría de vivir es mayor. Mientras quede una sola razón para ser quien somos, así seguiremos, aunque nos intenten cambiar. No se olviden, señores gobernantes: cuando una ley es injusta, lo correcto es desobedecer. Nosotros estamos en lo cierto. 


lunes, 4 de marzo de 2013

El sueño del mito

La sociedad en la que vivimos plantea el amor desde el punto de vista de un mito. Es el mito del amor romántico, el cual engloba, a su vez, toda una serie de mitos. A voz de pronto, podemos no saber de qué estoy hablándoos. Pero creo que si empiezo a decir que las mujeres somos princesas indefensas, los hombres son príncipes azules, el amor dura para siempre, el amor lo puede todo, por amor se hace cualquier cosa, por amor se perdona todo, creo que ya nos hacemos una idea de qué es eso del mito del amor romántico. Es un mito que se sustenta en todas esas ideas. 

Sin todas esas ideas, no amaríamos como amamos. Los esquemas empiezan a cambiar, se está empezando a ver que la inmensa mayoría de esas frases no son mas que falacias que nos intentan vender. Además, lejos de mostrar un amor ideal, pueden incluso resultar dañinas y perjudiciales. Hay que empezar a contar qué ocurre tras las bodas en los cuentos de hadas. 

Pero el mito del amor romántico aún está muy enraizado. Empezamos a cambiar el chip pero aún nos queda mucho camino por recorrer. Últimamente me estoy fijando en el punto al que puede llegar este mito. No solo nos planteamos nuestras relaciones a partir de estas ideas, también soñamos con relaciones futuras a partir de las mismas. 

Voy a poneros ejemplos. Llegan navidades. Toca hacer regalos. Un chico, porque sí, porque quiere, porque le da la gana, es especialmente realista ese año con una chica. Al ver los detalles, la chica, además de la alegría, empieza a fantasear. Porque claro, aquello no es normal. Algo debe haber detrás, un chico no es tan detallista. Así, por las buenas, imposible. Pues oye, igual siente algo. Y si siente algo, pues puede ser un buen partido. Porque claro, un chico tan detallista...

Y ya nuestra mente empieza a volar. De un simple detalle que ha tenido el muchacho porque simplemente ha querido, empezamos a imaginar de todo. Vale, los príncipes azules no existen, pero ¿tampoco pueden existir los chicos detallistas sin segundas intenciones? 

Otro ejemplo. Tenemos un problema médico por el que necesitamos acudir al centro de salud con cierta regularidad. Y un amigo dice que nos acompaña. Y oye, si hace falta, nos acompaña todas las veces que vamos. O, como mínimo, se preocupa de que haya alguien que va con una. Ay,  tantas atenciones... Eso... Eso, no es normal... 

Tendemos a darle una segunda intención a este tipo de situaciones. Nos han enseñado demasiado cómo somos hombres y mujeres. Los hombres no son detallistas, ni atentos, ni nos dicen cosas bonitas sin motivo... Si lo hacen, es que no son hombres, son príncipes azules buscando a sus princesas. Caemos en el mito. 

Creer que un hombre no puede tener un comportamiento especial con nosotras sin tener la intención de mantener una relación con nosotras no es mas que un estereotipo. Vale que no existe el hombre perfecto, pero los sacos de defectos con aspecto de señor, pues tampoco. Los términos medios existen. Pueden no ser príncipes azules ni nuestros futuros novios, pero oye, son unos maravillosos amigos detallistas, atentos y la mar de majos. 

Además, es que cometemos un doble error. Al pensar que hay algo detrás de esos gestos, no valoramos lo que esos hombres no están aportando al momento. Siempre esperamos mas, mas detalles, mas mimos, mas piropos. Y de repente, no hay más. Y resulta que, además del chasco que nos hemos llevado por no tener novio, resulta que todo lo anterior pierde valor. 

Si un hombre te hace sentir como una reina por un segundo, eso que te llevas, chica. No hay necesidad de calentarse la cabeza con el mañana. El presente está para disfrutarlo. Que luego, si tiene que surgir algo, pues bienvenido sea. Si no, que te quiten lo bailao... 

Además, es que el asunto tiene su miga. Incluso teniendo en cuenta el mito, las mujeres queremos ser princesitas de algún hombre. Y resulta que, cuando ese hombre nos trata como tal, ni nos percatamos, pues ellos no acaban de ser príncipes azules. 

Mas que acabar con el mito, creo que es mejor reescribirlo. El amor romántico es un amor libre, en el cual importa algo mas que la otra persona; en el que, ese amor por esa persona, se demuestra apoyándola en la consecución de sus metas; en el cual se asume que todo puede tener un fin y lo mas hermoso puede ser tan solo un recuerdo y en el cual, las princesas somos imperfectas y lo somos porque nos sabemos sentir así siendo como somos y los príncipes también son imperfectos pero nos saben descubrir de vez en cuando que, esa imperfección esconde un lado precioso. Y sobre todo, ese amor puede basarse tan solo en una amistad presente y no se anhela una atadura futura. 


viernes, 1 de marzo de 2013

GRANDES PRINCESAS DE LA HISTORIA: Maria Moliner


Lexicógrafa y bibliotecaria, no dispuso de presupuestos millonarios para realizar su gran obra. 

Nació en Paniza, provincia de Zaragoza. Su padre, Enrique Moliner, ejerció su profesión como médico rural hasta que se trasladó a América como médico de barco. Fue entonces cuando la familia Moliner se desplazó a Madrid.

Esta etapa de su vida fue muy importante. Mantuvo relaciones con la Institución Libre de Enseñanza, que más adelante se reforzarían.

En 1918 terminó el Bachiller en el Instituto General y Técnico de Zaragoza e ingresó en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad zaragozana, convirtiéndose así en una de las pocas mujeres universitarias de principios de siglo. Obtuvo su licenciatura en Historia con honores en 1921, a pesar de que su vocación se inclinaba más hacia el campo de la lingüística y la gramática.

En 1922 ingresó en el Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos donde trabajó hasta su jubilación en 1970. Ejerció en Simancas, Valencia, Murcia y en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de Madrid.

En 1925 contrajo matrimonio con Fernando Ramón y Ferrando, que sería catedrático de Física de la Universidad de Valencia, con quien tuvo cuatro hijos: Enrique, Fernando, Carmen y Pedro. Durante la época en la que residió en Valencia, doña María simultaneó sus labores domésticas con sus obligaciones profesionales en el ámbito de las actividades culturales desarrolladas por la Segunda República, como directora de la Biblioteca de la Universidad de Valencia y del proyecto de las Bibliotecas Populares.

Después de la Guerra Civil, el traslado de su marido a la Universidad de Salamanca determinó que la familia se instalase definitivamente en Madrid, donde creían que podrían ofrecer mejores oportunidades educativas y profesionales a sus hijos. En esta etapa de su vida es cuando doña María trabaja en la Biblioteca de la Escuela de Ingenieros Industriales y comienza, en 1952, la elaboración de su diccionario al que dedicó 15 años de su vida.