martes, 14 de febrero de 2012

La vida en el escaparate

Que curioso esto de las redes sociales...Puedes compartir de todo con gente de todo el mundo. Personas a las que ya daba por olvidadas siguen mi día a día sin hacer mayor esfuerzo que encender su ordenador e introducir una contraseña. Y además, no solo pueden ver mis fotos, en las cuales muestro los grandes eventos de mi vida. Pueden saber mis datos, si me he echado novio, si anoche ligué o mi fue a casa con la compañía de mi sombra, mis gustos, los vídeos que he estado viendo y que me han gustado...todo,todo,todo. 

También pueden comprobar nuestros niveles de autoestima. Si, de autoestima. Lo digo porque, desde hace un tiempo, he ido observando la cantidad de gente que crea álbumes completos protagonizados por ella misma. Yo, yo, otra vez yo, yo con morritos, yo con gafas de sol. Fotos y fotos de uno/a mismo/a en mas poses y posturas que si estuvieran haciendo un curso acelerado de Kamasutra. A veces me pregunto si esas personas realmente se quieren tanto a si mismas como aparentan. Porque pese a hacerse miles de fotos, quizá luego son incapaces de mirarse al espejo o de dedicarse de vez en cuando algún comentario bonito. 

Hoy en día los fotografiamos todo. Que queden para la posteridad hasta nuestros momentos de máximo aburrimiento. Dejamos constancia de nuestras tardes de domingo, tirados en casa, frente al ordenador, sin saber ya que hacer, después de haber entrado en mil páginas de Internet, hemos hablado con medio mundo, ya hemos dado de comer a nuestros perros y gatos virtuales, nos hemos montado una discoteca en casa con nuestras canciones favoritas, nos hemos sacado todas las pelusillas del ombligo. Y entonces es cuando llega el momento de sacarnos fotos. Pueden ser de cuerpo entero, como he comentado antes, o pueden ser ejercicios faciales. Y luego, todas esas fotos, van directas a las redes sociales, por supuesto. 

Si fotografiamos nuestros momentos de aburrimiento, no van a ser menos aquellos eventos de importancia. ¿Tarde de cine? Foto ¿Cenas? Foto ¿ Tarde en un parque? Foto ¿ Merienda en casa? Foto ¿ Manifestación contra los recortes en sanidad y/o educación? Fotos, fotos y mas fotos. Y esto último está llegando a niveles enfermizos. Hay personas que van a un sitio, se hacen una foto, se van y lo cuelgan en Internet como si se hubieran dejado la voz mas que nadie por la justicia social. 

¿Buscamos tener una vida feliz y plena o solo aparentarlo ante el resto del mundo? Estamos pendientes de que todas esas personas que tienen acceso a nuestra información aprueben cada frase, cada vídeo musical, cada fragmento de cada película, cada imagen para el recuerdo que compartimos. Estamos cada vez mas pendientes de la imagen que damos. La imagen es comunicación, así que cuidado con comunicar al vecino que somos unos antisociales, que podemos llegar a estar solos o sin salir mas de dos semanas seguidas. La soledad y la vida tranquila se han ganado muy mala fama. 

Luego está lo de los "amigos" de las redes sociales. No es por nada, pero si cada vez que llore o necesite un abrazo me vienen 300 a por mi, creo que mas que sentirme aliviada puedo empezar a correr como si no hubiera mañana. Hemos ampliado muchísimo el concepto de la amistad. Ya, hasta el chico ese con el que coincidimos en la panadería por las mañanas porque es un adicto a las napolitanas de chocolate, es amigo nuestro porque, no se sabe ni como, ha llegado a nuestras redes sociales y claro, nosotros/as, que somos muy amables, pues no le íbamos a ignorar. Nos cuesta horrores darle los buenos días, pero oye, ya es un amigo. 

Hablando de amigos y de compartir sentimientos, y saliendo de las redes sociales. Tengo una pregunta ¿hemos perdido ya al típico amigo que ponía su hombro cuando necesitábamos apoyo? Es que hay algunas páginas que me llaman la atención. Hay una, cuyo nombre no voy a decir pero que conoceréis la mayoría, en la cual creas carteles sobre el tema que quieras. La mayoría son geniales, comparten frases e imágenes que llegan al alma, te hacen reír o te acercan a la realidad de personas que, de otra manera, no sabrías ni que existen. Pero hay algunos que me impactan. Hablan de soledad, de rechazo, de problemas familiares. Fijaos la paradoja: se habla de sentirse mas solos/as que la una, pero estas compartiendo ese sentimiento con todo el mundo. Igual yo soy una persona muy rara, pero cuando tengo problemas, lo que menos me apetece es contárselo a todo bicho viviente, sin ton ni son, prefiero que quede entre personas de mucha confianza y yo. 

Desgracias. Hay unas páginas creadas a propósito para contarlas. Y además, ya no tienen el objetivo, como en la página anterior, de hacernos sentir algo mejor, sintiéndonos arropados por conocidos y desconocidos. El propósito es que los que lean lo que hemos escrito, además se puedan reír. ¿Donde hemos llegado? ¿Estamos tan solos y tan necesitados de atención que buscamos incluso la burla? 

Internet ha supuesto una ventana al mundo. Pero en esa ventana no solo nos asomamos cada uno/a de nosotros/as. Los cristales de nuestras ventanas son tan transparentes, que desde fuera también pueden ver lo que hacemos. Pero no solo no nos supone un problema, hemos llegado incluso a querer que nos miren, ampliando nuestras ventanas, poniéndole mas flores para que sean vistosas, dejando los cristales relucientes para que nos vean bien. 

Queremos ser y aparentar que somos. La apariencia es fundamental. Parecer que somos los que mas vida social tenemos, los que mas salimos, los que mas nos enamoramos. Los que mas hacen de todo. Los mas guapos, los mas imaginativos en las tardes mas aburridas. Los mas que hacen mas lo mas. Mas, mas,mas. ¿Nos hemos parado a pensar como nos sentimos por dentro? Que me haga mil fotos no significa que me quiera a mi misma. Que tenga a los 101 Dálmatas agregados no significa que cuando necesite compañía, la tenga. Que haga fotos hasta de mis grandes momentos en el trono, no significa que tenga una vida mas plena. 

Hemos sometido a nuestra vida a un gran escaparate. Todos el mundo ve los vestidos tan preciosos que visten nuestra vida. Pero como en cualquier tienda, las cosas nos son como parecen, en muchos casos. Los vestidos son muy bonitos, pero pueden tener un coste muy alto, nuestra aparente felicidad no es gratis. Y los carteles que nos anuncian esconden detrás mas habilidad con las nuevas tecnologías, que la realidad que pretenden anunciar. 

Dejemos de aparentar, o sigamos aparentando, pero dediquémonos a ser. Seamos felices, nosotros mismos, sin necesidad de un cartel que ponga "Me gusta" y que reafirme lo que sentimos. Dediquemos mas tiempo a vivir momentos en los cuales podamos decir que estamos felices con nuestras vidas, en lugar de crear un mundo en el cual, los demás y solo los demás, lo puedan decir porque es lo que han visto. 

Internet es un arma muy poderosa. Utilicémoslo para bien.Compartamos momentos alegres con aquellos que mas queremos y que nos quieren pero por distancia o falta de tiempo no podemos tener físicamente al lado. Y promulguemos, como ya hacemos, valores, ideales, cosas hermosas que empiezan a escasear en nuestra sociedad. Tenemos en nuestra mano cambiar muchas cosas e Internet nos lo permite. A través de lo virtual, creemos un mundo mejor muy real, empezando por nosotros/as mismos/as y expandiéndonos al resto de la humanidad. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario