jueves, 5 de julio de 2012

La belleza tiene nombre de modelo femenina



Lo confieso, soy adicta. Adicta a todo programa friki sin fundamento ni contenido cultural que ponen por la tele. De vez en cuando me pongo algún reportaje (también bastante frikis), pero cuando quiero poner mis neuronas en huelga, caigo de nuevo en mi ahora confesada adicción. 

Aunque, la verdad, son programas que me acaban haciendo pensar. Incluso me da para escribir sobre ello. Por ejemplo, los programas de transformación personal. Ofrecer a las personas pasar de patitos feos a hermosos cisnes. A veces sueño despierta que soy protagonista de alguna transformación, que me ponen a dieta durante todo el verano, que sacan el lado mas hermoso de mi misma. Luego me miro al espejo, me doy cuenta que ni soy tan fea ni tengo obesidad, y vuelvo a la realidad. 

Me he fijado en dos detalles específicos de estos programas. El primero de ellos: el 99% de personas transformadas resultan ser mujeres. Somos el lado bonito de la sociedad, embellecemos el paisaje. Bueno, mejor dicho, tenemos la obligación social de hacerlo. Parece ser que lo de la "mujer florero" va mas allá de lo que se pueda pensar. Ya no somos solo la parte inútil y decorativa del hogar, que hace de bonito en la vida del hombre. Además nos toca lucir las mejores flores, que nuestra casa, o nuestro mundo en general, luzca mejor porque nosotras nos lucimos mejores. 

Las mujeres representamos la belleza, mas de lo que lo hacen los hombres, aunque a ellos también se les exija un determinado físico. Principalmente nosotras somos las que nos vemos en la obligación de invertir en ropa mejor, en mas cremas, en peluquería y en maquillaje. 

Hoy, por primera vez, he visto que transformaban a un hombre. Y ha sido inevitable pensar qué motivos le habrían llevado a presentarse a un programa de televisión que, aparentemente, no está diseñado o creado para él. Puede que realmente sea una persona que no ha encontrado trabajo en su vida por su aspecto, o que toda mujer le rechace, o quizá tiene unos problemas psicológicos tan serios como para que sea de vital importancia que un terapeuta le regale una semana de su tiempo para cambiarle la vida. 

Se utiliza a la mujer para hacer mas bonito el mundo. Y se hace de tal manera que, cuando es el hombre quien embellece, rompe todos los esquemas de los telespectadores. Son programas de un contenido machista exagerado. Alimentan la idea de que las chicas estamos en este mundo para ser bonitas, que necesitamos esa belleza exterior para triunfar, que si sacamos nuestro lado mas favorecedor por fuera, arrasaremos en la vida. Hacen que se reproduzca la falsa idea que la clave del éxito en las mujeres está en una ropa mas cara, en las manos de un buen peluquero o en el maquillaje adecuado. Da igual que tengas un gran curriculum, o que te sientas bien tal y como eres, lo fundamental es destacar por fuera. 

Segundo gran defecto de estos programas. Transforman a las personas en base a unos estándares que vete a saber quien se dedica a establecerlos. No puedes ser guapa siendo heavy, hippie o de estilo callejero. Para lucir bien, tienes que cumplir con lo que te marcan las pasarelas, lo que ponen en las revistas de moda. Tu personalidad se la pasan por el forro de la chaqueta (pero la chaqueta que sea de calidad, por favor). 

Si me gusta como soy, si me siento bien conmigo misma, si soy feliz así, ¿por qué tengo que cambiar? ¿tengo que poner por encima de mi satisfacción personal las ultimas tendencias que dicen que algo es bonito o lo demás no lo es? Tengo un piercing, tatuajes, visto diferente, no me contratan, no llamo la atención de los hombres, ¿soy yo la que debo cambiar? ¿deben reeducarme a mi? ¿o se debería reeducar a una sociedad y a un mundo que aun piensa que necesito ser una modelo de París para triunfar y poder sonreirle a la vida? 

Nos dicen que la belleza se encuentra en el interior. Nos cuentan que lo importante no es como vistes tu cuerpo, sino tu alma. Pero enciendes la televisión y te bombardean con ideas totalmente opuestas. Siguen triunfando las guapas, quiero decir, las guapas a su manera. Sigo siendo, ante los ojos del mundo, una mujer que, independientemente de mi carrera profesional, mi simpatía, mi inteligencia, mi capacidad de seducir, necesita unos cuantos arreglitos. 

Acabo de caer en un detalle. No solo son las mujeres las que acuden mayoritariamente a estos programas. Además, ninguna tiene discapacidades visibles. Una vez mas, la lucha de las mujeres sin discapacidad puede diferir de las mujeres con discapacidad. Al no ver a una mujer en silla de ruedas, con parálisis cerebral o con muletas por la televisión transformándose, ¿qué me quieren decir? ¿no puedo ser hermosa por el estado de mi cuerpo? ¿no podemos ser atractivas? ¿no lucimos igual de bien los trapos que nos pongan? 

A veces sueño despierta con transformarme, pero de golpe vuelvo al mundo real. Sin llegar a la prepotencia, me gusta como soy. Quizá me gustaría poder permitirme determinados vestidos o saber maquillarme de una determinada manera. Pero no quiero dejar de ser yo. Me creo una persona con posibilidades de éxito. No seré guapa para muchos, pero lo soy para unos pocos, lo soy para mí. Quererme a mi misma es lo que me hace sentirme una mujer exitosa. Obvio que me gusta recibir halagos de vez en cuando, pero no necesito que me piropeen ni me miren todo el día para sobrevivir. Soy hermosa, me siento hermosa, además tengo mi propia personalidad. Ir de negro con calaveras o con pantalones muy anchos no me va a hacer pensar lo contrario. Mi pelo ahora es rizado y me encanta, pero el día que decida hacerme rastas seguiré sintiéndome hermosa. Me gusta maquillarme, pero si salgo a la calle con la cara lavada, no dejaré de sentirme bien. 

Las mujeres no somos objetos decorativos. No solo somos un cuerpo. Tenemos un interior, una personalidad que hace que seamos bonitas por ser quienes somos. Tenemos capacidades, habilidades que nos hacen destacar y brillar. No somos nosotras las que necesitamos retocarnos, es el mundo el que debe cambiar 

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