martes, 10 de julio de 2012

Enseñar o no enseñar, esa es la cuestión



Burka, niqab, hijab. Que gran polémica. Ya son muchos los lugares que promulgan leyes en contra del uso de estas prendas. Quizá por mi cercanía al mundo del Islam, ya que tengo buenas amistades que practican la religión musulmana (quizá esta afirmación cree desconfianza en mas de un lector o lectora, pensando que me siento negativamente influenciada), tengo mi propia opinión al respecto. 

Corre por Internet una viñeta en la cual aparecen dos mujeres. Una de ellas aparece con un bikini y unas gafas de sol, la otra aparece con un niqab. Ambas se miran y juzgan a la otra. Pero pese a sus diferencias, ambas llegan a la misma conclusión. Tanto un mundo como el otro son muy machistas. 

Cuando pensamos en las mujeres musulmanas y nos las imaginamos con sus velos, enseguida llegamos a la conclusión de que deben tener un marido o un padre detrás obligándolas a vestir de esa forma determinada. No nos cabe en la cabeza que una mujer pueda decidir por si misma no mostrar su pelo, su rostro o su cuerpo. Tenemos la creencia de que la mujer tan solo es libre cuando decide enseñar su cuerpo sin complejos, no cuando decide taparlo. 

Para las mujeres musulmanas, nuestro mundo actúa exactamente igual con nosotras que como pensamos que se actúa en su mundo con ellas. Nos ven como mujeres condenadas a ser objetos sexuales ante los ojos de los hombres, bajo la palabra libertad se esconde una esclavitud puramente sexual, nos creemos libres sin serlo en absoluto, porque nos han educado para seducir y complacer a los creados en lugar de al Creador. 

Curioso es que, dos tendencias opuestas, lleguen a la misma conclusión. Y posiblemente ninguna se equivoque. Muchas mujeres musulmanas proceden de países en los cuales los derechos de la mujer son inexistentes. Deben ir cubiertas porque así lo dicen sus leyes. Y son los hombres quienes controlan que las mujeres, mas que personas sean burkas sin posibilidades. 

Pero nuestro país no se queda atrás en lo que al machismo se refiere. En España las mujeres cuentan con una serie de leyes que nos protegen, que nos ofrecen posibilidades, en eso somos alumnos aventajados y no nos podemos comparar, es indiscutible. ¿Pero hasta que punto somos respetadas realmente? Enciendes el televisor y seguimos protagonizando los anuncios de productos del hogar, seguimos sintiéndonos bien cuando los hombres nos miran, seguimos creyendo en cuentos de hadas donde somos princesas sumisas esperando a nuestro valiente príncipe. 

Las mujeres musulmanas han llegado a España. Se han igualado en derechos a nosotras. Entonces, ¿qué les hace continuar tapándose? Es su forma de entender la libertad. Para nosotras, la libertad puede ser enseñar, pero para ellas, la libertad es estar hermosas para si mismas y para Allah. Les puedes preguntar a muchas de ellas, y te responderán abiertamente que es de esa forma como se sienten libres, evitando las miradas de otros hombres, dejando que se las conozca por algo más que su silueta y sus curvas. 

La libertad no tiene sentido si se impone. Si fomentamos la libertad de la mujer a la hora de vestir, debemos hacerlo hasta las últimas consecuencias. Ser libre al vestir no significa necesariamente enseñar mas partes del cuerpo. Significa que, si me siento mejor conmigo misma enseñando, enseñaré, pero si no, soy libre para ir todo lo tapada que desee ir. 

Debemos acercar a estas mujeres de fuera nuestros derechos, para que no tengan miedo de ser dueñas absolutas de sus vidas. Pero no podemos imponer nuestra idea ideal de mujer. Una vez conocidos y reconocidos estos derechos fundamentales de toda mujer, las mujeres musulmanas deben ser libres de ser como ellas quieran, sin que nadie les obligue a ser de otra forma. 

Además, este tipo de leyes contra las vestimentas islámicas me generan muchas dudas. Si un hombre está imponiendo a su mujer o a su hija que vista con burka, ¿prohibirles deambular con él en la vía pública va a hacer que puedan quitárselo libremente? Lo dudo mucho. Tanto la mujer que lo lleva libremente como la que lo lleva por imposición (por cierto, la imposición del velo es una mala praxis del Islam, ya que solo la mujer debe decidir si ponérselo o no en demostración de su fe a Allah) no se lo quitarán, se quedarán atrincheradas en sus casas. 

Dicen que estas nuevas leyes van a tener mas controlada a este tipo de población, donde es bastante común el suicidio en nombre de su Dios. En primer lugar, me parece un argumento bastante islamofóbico. Que nuestros medios de comunicación digan que todos los musulmanes se dedican al terrorismo, no lo convierte en una realidad. Son una diminuta minoría musulmana quienes se dedican a ir bombardeando al mundo llevándose tras de si la vida de cualquiera. 

Se habla de la yihad. Pero para quienes se hayan limitado a "conocer" el Islam mediante la televisión, quiero hacer una pequeña matización. La yihad violenta, es solo la pequeña yihad. La gran yihad es la lucha del musulmán o la musulmana contra si mismo/a, por ser mejor cada día. Es más, dentro de esa gran yihad se encontraría el comunicar cualquier intento de asesinato o atentado por parte de otras personas. El Islam prohíbe terminantemente atentar contra la vida de cualquier ser vivo, personas o animales. 

Dicen que bajo los burkas se pueden esconder bombas. Bien, traslademos esto al caso español. Yo, como mujer, decido un día vestirme con ropa premamá. No estoy embarazada. ¿Quién os asegura al resto del mundo que no estoy escondiendo algo bastante mas peligroso que un bebé? Pero dudo que yo os parezca sospechosa. Aunque igual si digo que soy vasca, empezáis a temerme más, quizá formo parte de ETA, aunque claro, entre que dicha organización terrorista ha decidido dejar las armas y que soy mucho mas similar a ti que una mujer con velo, seguro que tampoco preocupa tanto que mi lengua materna sea el euskera. 

También argumentan que es una simple cuestión de identificación, para saber quien es quien. Estoy convencida de que, si se habla con estas mujeres, se encuentra la fórmula para que sean identificadas sin tener por ello que sacrificar sus prácticas religiosas. 

Pero claro, rara vez se cuenta con los afectados a la hora de crear una ley. Y volvemos al razonamiento primero. Si son mujeres sin voz ni voto por estar bajo la custodia de los hombres, ¿cómo nos vamos a asegurar que, lo que dicen, lo dicen por ellas mismas y no para satisfacerles a ellos? Mejor no preguntar, entonces. 

No tenemos que tener tanto miedo a dejar hablar a las personas, Quizá estén siendo influenciadas, pero ¿y si no? Les estaremos negando la posibilidad de luchar por sus derechos. 

Cuanta mas diferencia hay entre personas, mas miedo sin motivo hay hacia los otros. Ser musulmana no hace a una mujer ni esclava ni peligrosa. Vivir dentro de un país que te maltrata, sea como sea, te hace esclava. Formar parte de alguna organización dedicada al terrorismo te vuelve peligrosa, tenga relación o no con alguna religión. Pero seguir la religión islámica no tiene porque volverte ni esclava ni peligrosa. 

Conozco un poco el Islam. No tengo intención de unirme a esta religión, ya que tengo mis propias creencias. Pero no compartir no significa no molestarse en conocer. Y yo os animo a que conozcáis, no solo el Islam, sino toda la variedad de tendencias, religiones, etc. que nos ofrece el mundo. Que no os dé miedo. No tenéis porque uniros. Podéis incluso conocer algo y seguir siendo perspicaces al respecto. O estar en contra. Pero conocedlo primero. 

La información que nos llega no siempre es veraz. Mantened siempre un espíritu crítico. Quizá lo que yo os acabo de decir tampoco lo sea, quizá me equivoco de cabo a rabo. Por si acaso, investigad. 

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