miércoles, 23 de enero de 2013

Cupido traidor

Antes de juzgar tienes que llegar hasta el corazón. Así lo dice la canción. Siempre nos han dicho que lo importante es el interior de la persona, no debemos quedarnos solo con las caras bonitas. Y, sin embargo, seguimos idealizando los flechazos. Nos resulta de lo más romántico el amor a primera vista, que nuestras miradas se crucen y empezar a sentir mariposillas en el estómago. ¿Para qué? 

Cuando uno se enamora, no se enamora. Sí, a ver, claro que sentimos lo que sentimos, eso no se puede negar. Pero el amor no empieza en el amor sin más. La primera fase, esa en la que colmamos de mimos y arrumacos a nuestras parejas, se conoce con el nombre de enamoramiento. 

Y eso, ¿qué es lo que es? Os cuento lo que me explicaron a mi en la carrera (sí, querido público, en Trabajo Social nos hablan de amor y sexo): el enamoramiento es el momento en el cual no te enamoras de la persona, sino de lo que tú crees que es esa persona. 

Esto viene a significar varias cosas. En primer lugar, que cuando uno se enamora siempre lo hace a primera vista, por el hecho de que nunca nos enamoramos inicialmente de la persona sino de nuestra idealización de ella. Y segundo, que el amor, en sus inicios, siempre es superficial, ya que no esperamos a fijarnos en una personalidad real, sino en lo que tomamos a primera vista, aunque haya más en el fondo. No es una superficialidad física, pero sigue siendo una visión superficial de la persona. 

Y el amor surge junto a los defectos de la pareja. Si le aguantas en lo bueno y en lo malo, enhorabuena, eso es amor. Aunque, ¿llega a surgir realmente en algún momento? ¿ Se llega a conocer tanto al otro como para saber si se le ama de verdad o no? ¿O solo se conoce a aquellas personas que caen en la monotonía y dejan de sorprendernos? 

Señoras y señores, estoy enamorada. Sí, lo digo alto y claro, no es algo de lo que deba avergonzarme, ni mucho menos. Y el caso es que no sé si llamarlo amor o enamoramiento. Os cuento la situación. Al chico en cuestión lo conocí hace unos meses, al venirme a vivir a Madrid. Convivo con él, lo veo a diario. Y sin embargo, nunca me había fijado en él.  Incluso le sacaba pegas, me llaman mas la atención otros chicos. Pero en el momento en el que me ha demostrado como puede llegar a ser, entonces y solo entonces, ha surgido lo que siento. 

No puedo hablaros de enamoramiento y decir que yo me he enamorado de verdad. Porque, quizá, yo también haya idealizado sus acciones. Este chico seguro que tiene defectos, todos los tenemos. Defectos que aún no conozco. Hasta que no sepa más, quizá no pueda hablar de amor de verdad. 

Aunque creo que se acerca un poco. El hecho de haberme fijado en sus actos y no en sus ojos (y bien bonitos los tiene, por cierto) me hace creer que tiene algo de verdadero esto que siento. 

Hay actos que nos llevan a la ilusión y al enamoramiento. Seguimos teniendo muy presentes esas películas en las cuales el chico guapo trata a la chica como una princesa porque la ama locamente y quiere hacerle feliz. Y en cuanto vemos una mínima similitud, caemos en la trampa. No descarto que me esté pasando. 

Como el tiempo pone cada cosa en su lugar, creo que esperaré. Mientras tanto, seguiré disfrutando del momento, porque lo llamemos como lo llamemos, esto que se siente es bien bonito...

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