martes, 3 de abril de 2012

¿Te echo una mano?

El Trabajo Social es una profesión muy vocacional. Aunque para mucha gente, sea un área muy desconocida (a día de hoy aun hay personas que te preguntan si eso se estudia), requiere de mucha preparación, no solo académica, también personal. Las situaciones que se viven y se ven afectan al trabajador o a la trabajadora social a nivel interno. Además de profesionales, somos seres humanos con corazoncito. 

Cuando empiezas, quieres ayudar a los demás. Quieres hacer que este mundo sea un lugar un poco mas habitable, que haya un nivel mayor de bienestar, que las personas que puedan sufrir discriminación o exclusión, formen parte del conjunto de la sociedad sin apenas diferencias en cuanto a trato y derechos. 

Pero si que es cierto que hay un cambio de "chip" en cuanto a la cuestión de la ayuda. En los comienzos, puedes tener la idea de que hay que ayudar a la persona, dándole aquello que necesita. Se toman posiciones muy paternalistas y protectoras hacia la persona. Gran error. 

En el momento que impartes asignaturas de intervención, empiezas a establecer mentalmente otro tipo de relaciones de ayuda. Los profesores ponen especial empeño en que lo aprendas. Ayudar no consiste en dar lo que se necesita, sin mas. Ayudar es escuchar, ponerse en el lugar del otro, y ofrecer aquellos recursos o herramientas que posibiliten la salida de esa situación de la forma mas autónoma e independiente posible. 

No les deis peces, enseñarles a pescar. Es una de las premisas mas importantes a la hora de ayudar a una persona con problemas. Y es algo que, cuando he realizado alguna charla para voluntariado, me ha gustado mucho remarcar. No solo basta con querer ayudar, hay que saber cual es la mejor manera de hacerlo. 

Las razones por las cuales hay que enfocar la ayuda hacia la emancipación, en lugar de enfocarla hacia la simple caridad, son varias. En primer lugar, si damos en lugar de enseñar a conseguir lo que se necesita, estamos ayudando tan solo a corto plazo. En el momento que se acabe aquello que le hemos ofrecido, se acabó la ayuda. Conseguir las cosas por uno mismo ayuda a tener una mayor reserva. 

En segundo lugar, dar sin mas crea dependencia. En el momento que la persona haya agotado los recursos concedidos, volverá a pedirlos de nuevo. Lo hará tantas veces como sea necesario para sobrevivir. Así, se perpetua el problema, porque realmente solo estamos poniendo "parches" de corta duración, no estamos solucionando nada, además de estar provocando que esta persona no sepa vivir sin nuestros servicios. Es mas, no es raro el caso en el que el problema se extiende a varias generaciones, y familias enteras son atendidas en Servicios Sociales. 

Este punto es de especial relevancia. Todos somos conscientes de que, en los momentos de mas crisis económica, donde primero se recorta es en ayudas sociales. Si hacemos que las personas con las que trabajamos dependan de nosotros, en el momento que nos recorten recursos, no tendremos nada que ofrecerles, y le habremos dejado peor que estaba. 

Además, ¿acaso vamos a estar de por vida junto a esa persona? Podemos desaparecer de su vida en cualquier instante. Si provocamos dependencia en nuestros usuarios y usuarias, haremos que, en el momento que desaparezcamos, no sepan existir. 

Tercera razón por la cual debemos ayudar enseñando, y no dando. Como ya dije en entradas anteriores, es muy fácil ver el problema, la carencia o la dificultad que vive la persona. Pero debemos tener en cuenta que esa persona es mucho mas que eso. Si tiene un problema, tiene la capacidad de encontrar solución. Si tiene una carencia, tiene la capacidad de suplirla. Si vive momentos difíciles, tiene la habilidad de superarlos. Todos tenemos capacidades, habilidades y virtudes. Solo necesitamos que nos hagan darnos cuenta de que están ahí, que podemos aprender a explotarlos en nuestro beneficio. Tener una visión victimista de la persona que nos pide ayuda, no hará mas que prolongar su problema. Nunca veamos a las personas como débiles, todos tenemos una fuerza interna que nos puede ayudar a salir. 

Evidentemente, habrá casos en los cuales, al menos momentáneamente, habrá que ofrecerles lo básico para su subsistencia. Podremos dar comida, alojamiento o incluso alguna ayuda económica. Pero al mismo tiempo las intervenciones deben ir encaminadas a enseñarles a subsistir. 

Para todos y todas aquellos/as que, como voluntarios o profesionales habéis decidido pasar tiempo ayudando a los demás, no olvidéis esto. Tenéis que comportaros como auténticos maestros y maestras de la vida. Ofreced vida enseñando a vivir. Que os recuerden siempre, pero sin tener que pediros auxilio. Nunca tratéis a nadie con lástima o pena, a veces lo mejor para una persona es apretarle un poco las tuercas y exigir un esfuerzo por su parte. Recordad que si hacéis lo que hacéis, es por el bien de esa gente, siempre obtendréis algo a cambio, ya sea un sueldo o la simple satisfacción de ayudar, pero el objetivo final no es vuestra felicidad sin más, sino que ambos, la persona ayudada y tú, seáis felices. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario