jueves, 12 de abril de 2012

Lágrimas que curan

He pasado unos días bastante malos. Pero después de un buen sofocón, todo vuelve a la normalidad. Me considero una persona muy optimista y positiva, pero tengo que admitirlo: llorar como una magdalena me ha sentado de lujo. 

Tendemos a pensar que la vida ideal es aquella que nos permite reír, sonreír y ser felices todo el tiempo. Pero quizá la vida mas productiva esté antes formada por una de cal y otra de arena, que por todo lo bonito que nos podamos imaginar. 

Como el ying y el yang, la risa necesita del llanto para adquirir un mayor valor, se necesitan y complementan. Hay que aprender a aprovechar los momentos de felicidad, después ya que nos quiten lo "bailao". Pero cuando lleguen las lágrimas, aunque cueste, aunque sea difícil, también hay que aprovecharlo. Llorar no nos va a solucionar los problemas, pero nos va a ayudar a liberar tensiones. Nos ayuda a conectar con una parte de nosotros/as mismos/as que tendemos a negar que existe. En un intento por ser fuertes y luchadores/as, nos repetimos una y otra vez que estamos bien. Quizá no sea verdad, quizá nuestro corazón las está pasando canutas. Es el momento de reconocer que no nos encontramos bien, que necesitamos desahogarnos. 

Llorar no es malo, no soluciona nada, pero no es malo. Al igual que la risa, es algo totalmente humano. Todos necesitamos esos pequeños momentos de liberación. Y al igual que cuando nos quitamos las cadenas que nos aprisionan, llorar nos puede servir para retomar nuestra pequeña lucha interna por la felicidad que nos merecemos. 

Al igual que el fénix necesita convertirse en cenizas para renacer y volver a volar, las personas necesitamos reencontrarnos con nuestros problemas para ponerles solución y seguir adelante. Y que nadie piense que por reconocer los malos momentos, por derramar lágrimas, nos volvemos débiles. Nada mas lejos de la realidad. Cada lágrima es un pedacito de esa fuerza que necesitamos para avanzar. 

Que no venga todo lo que podamos aguantar. Las personas estamos capacitadas para superar todo lo que la vida nos traiga. A veces, conocemos historias ajenas tremendas, complicadas, traumáticas a rabiar, y llegamos a la conclusión de que, si nos tocara a nosotros/as, no podríamos superarlo. Podemos superarlo, por supuesto que si. No sin pagarlo con momentos amargos, pero podemos superarlo prácticamente todo. 


 Si alguien lo está pasando mal en estos momentos, si alguien necesita llorar o lo está haciendo, si alguien está negando una y otra vez su tristeza por miedo a volverse débil, que no se preocupe. Por llorar, no eres débil. Por reconocer un problema, no niegas tu capacidad de superarlo. Una lágrima puede ser una buena medicina. Haz lo que te pida el cuerpo, llora, berrea y patalea hasta cansarte. Pero en esos momentos de dolor, aprender a ver la luz al final del túnel. Utiliza tus lágrimas para limpiarte los ojos y así poder ver con claridad. Porque la luz, la solución a tus problemas, está ahí, puedes alcanzarla y ser feliz. Solo hace falta aprovechar el fondo para salir con mas fuerza a la superficie. Ya que, por unos instantes, vas a dar unos pasitos atrás, aprovecha y coge carrerilla. 

2 comentarios:

  1. Muy cierta entrada Marta,

    Llorar no es la solución, no cambia nuestra situación pero si puede cambiar nuestro estado de ánimo porque nos puede ayudar a desahogarnos. Somos personas, que sentimos, reímos, amamos y también lloramos...
    Lo importante es que de esas lágrimas sepamos salir y con más fuerzas que antes.
    ENHORABUENA por tu interesante, sincero y personal Blog :)

    Y mucho ánimo para todos los que lo estén pasando mal

    ResponderEliminar
  2. no sé por qué reconozco lo que comentas en esta entrada ... tod@s pasamos por épocas mejores y peores, y aunque llorar no sea la solución sí que ayuda mucho a liberar esa tensión acumulada, a mí al menos me ayuda muchísimo, al menos te desahogas por fuera, al igual que reír, compartir con los demás, ... me ayuda mogollón =)
    ¡muchos besotes amoret! :P

    ResponderEliminar