jueves, 26 de abril de 2012

De madres a hijos

En el baño. La puerta no se puede cerrar. De repente alguien entra. Pero se da cuenta de que estoy yo dentro y, automáticamente, cierra y se va a otro baño. Suele pasar. 

En la piscina donde entreno, en cada vestuario hay tres baños, uno de ellos es el adaptado. Cuando el otro día me interrumpieron, quien entraba era un niño, seguido de su madre. Al ver que no podía entrar, se oyó que decía: 

"Pero mami, a mi me gusta mas ese"

Por lo visto, no era la primera vez que el niño entraba en el único lavabo adaptado, teniendo otros dos que puede utilizar perfectamente. Normalmente, madres e hijos se cambian en el vestuario de mujeres (pese a que hay vestuarios mixtos). Cuando lo hacen, es digno de ver. El grito es la forma de comunicación mas usada. Es un auténtico escándalo. 

Al menos, en ese caso, el niño iba a cambiarse. Peor es lo que ocurre con los lavabos que hay en el exterior de la piscina. Tenemos una zona con mesas y sillas para que los niños puedan merendar y hacer deberes. Ahí hay dos lavabos. Lavabos que los niños suelen utilizar como escondite, impidiendo que la gente los pueda utilizar en caso de necesidad. 

Y hay que ver como dejan los niños la zona aquella, hecha unos zorros. Papeles de los bocadillos por los suelos, si han bebido algo, se dejan los zumos y los batidos por las mesas...Luego, la pobre mujer de la limpieza tiene el doble de trabajo. 

No solo he visto a niños comportándose de forma indebida en la piscina. Cuando se realizó el musical de Peter Pan, gran parte del público eran niños. Al llegar el descanso entre la primera y la segunda parte, aquello se convirtió en una revolución. Niños corriendo arriba y abajo del teatro, imposibilitando que la gente pudiera pasar con normalidad. Una de las monitoras que nos acompañó nos dijo que, para poder ir ella al baño, tuvo que ir esquivando niños. 

Aunque esto parezca un texto de queja contra el comportamiento de los pequeños, no lo es. Escribo para quejarme de sus madres y padres. Señoras y señores, un niño es un niño, juega, busca divertirse, se comporta de una determinada manera hasta que viene un adulto y le dice que eso no está bien. Y ese adulto son ustedes. 

El niño que entró al baño adaptado, posiblemente no se ha planteado nunca que él puede ir a otros baños, mientras que hay personas que solo pueden usar ese. Es un niño, ¿cómo lo va a pensar él? Pero si su madre se lo explica, seguro que empieza a comprenderlo y a cambiar sus costumbres. 

Igual pasa con los lavabos de fuera. Si alguien quiere ir, no puede porque hay un pelotón de niños metidos jugando al escondite. Pero si las madres o los padres van y les piden que no jueguen ahí, el problema está resuelto. Pero siempre es el personal de la piscina los que tienen que hacer el papel de malos de la película. 

Si en tu casa no lo haces, ¿por qué aquí sí? Eso lo decían mucho en el colegio cuando alguien pintaba las mesas o ensuciaba algo. Algo así deberían ir interiorizando los niños cuando meriendan y lo dejan todo tirado por ahí, teniendo unas maravillosas papeleras al lado. Pero enseñarles a incluir la limpieza entre sus hábitos, es cosa de papá y mamá. 

Todos y todas necesitamos tener un momento de relax, de evasión, de distraernos. Cuando se es madre o padre, acabas con un nivel de agotamiento considerable. Entiendo que se necesite ese momento de conversación con otros padres y madres, ese rato de distracción. Pero una es madre todo el tiempo. En todo momento somos responsables las madres y los padres del comportamiento de nuestros hijos e hijas. 

No hay herencia mas hermosa que podamos dejar a nuestros hijos e hijas que una buena educación, ofrecida con todo nuestro amor, que les haga ser las mejores personas que sean capaces de ser. Que sepan convivir, que sepan respetar a los demás. Aunque resulte agotador, la tarea de la madre y del padre es algo de lo que sentirse muy orgulloso/a, es un trabajo formidable y digno de admirar. En esos momentos de agotamiento, es cuando hay que pensar en lo que se está haciendo, el valor que tiene ese abrazo o esa regañina a tiempo. 

La educación de los hijos está en manos de los padres. Queridas madres y queridos padres, seguid trabajando en ello. La sociedad del futuro la educáis vosotros/as. Y solo vosotros/as tenéis el poder de hacer que sepan respetar y convivir. 

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