lunes, 21 de noviembre de 2011

AVEB: Mi segunda familia

Tras ejercer mi derecho como ciudadana y amanecer de color azul, aquí estoy de nuevo.Hoy, es un día muy especial. Y no tiene nada que ver con las elecciones. Hoy es el Día Internacional de Espina Bífida.

Desde que tengo 15 días de vida he formado parte de la Asociación Valenciana de Espina Bífida (AVEB) por mi discapacidad.  Y la lista de regalos que me han ofrecido año tras año es interminable: actividades de ocio, jornadas de formación, apoyo para aprender a ser mas autónoma, campamentos increíbles... Y una de las actividades que hacen cada año es la creación de un calendario solidario. El de este año lo presentamos al público el jueves pasado.

Este año, este calendario tiene un valor aun mayor que hasta ahora. Todo sabéis en que condiciones estamos a nivel económico. El palo está siendo devastador. A nivel social, ONGs, asociaciones y otras entidades sin ánimo de lucro ya no saben a que acogerse. Las subvenciones están desapareciendo.

Y lo peor es que todos esos millones de personas que están en paro, sin lugar donde vivir por haber sido desahuciados, sin nada que llevarse a la boca, sin recursos para sacar adelante a sus familias, acuden a este tipo de entidades. Entidades que, por mucha voluntad y buena fe que pongan, no tienen respuesta, porque son las primeras que luchan día tras día por sobrevivir.

Todos sabemos que tipo de ayudas ofrecen estas organizaciones: ayudas económicas, un techo bajo el cual poder refugiarse, comida caliente...Pero hay algo que también pueden ofrecer, que a mi la AVEB me ha ofrecido. Algo que no se calcula dentro de los presupuestos, que no aparece en los programas, que no forma parte de los actos de promoción.

Me ha ofrecido una segunda familia. Amigos que se convierten en hermanos, personas que se convierten en auténticos pilares cuando todo lo demás se derrumba. Personas con las que reír, llorar, con las que enfadarse para luego arrepentirse. Un refugio, un hogar. No hay palabras para describir lo que estas personas son para mi. Bueno si, si hay una palabra: lo son TODO.

Que por culpa de una crisis esto se pueda perder me duele enormemente. Perder un lugar que ofrece tanto, que ofrece algo tan fundamental para las personas como es la posibilidad de relacionarse, de unirse, de encontrar a otras personas que vivan las mismas situaciones que tu, que te comprenden, a quien comprendes. Simplemente, duele.

Y en mi caso, no solo me duele a nivel personal. También a nivel profesional. No solo corro el riesgo de perder un lugar tan maravilloso. También corro el riesgo de no poder, en un futuro, ofrecerles a otras personas lugares así, en los cuales puedan encontrar a sus pilares, a sus fuentes de apoyo, a hermanos y hermanas, amigos y amigas para siempre y de verdad.

Señores, el panorama es grave, y no tiene pinta de cambiar demasiado. Habrá que echar mano de la poca solidaridad que quede en nuestra sociedad...

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