jueves, 14 de junio de 2012

Romanticismo perjudicial

Llega de nuevo el verano, y con ello, mucho tiempo libre en el que se pueden hacer miles de cosas. Una de ellas, por ejemplo, ir al cine. Estoy convencida que uno de los grandes éxitos cinematográficos de este año va a ser "Tengo ganas de ti". 

Los libros fueron devorados por montones de lectoras, y todas las chicas salieron encantadas de las salas de cine cuando se proyectó "A tres metros sobre el cielo". Además, esas películas cuentan con un factor clave: un chico muy guapo y muy malo. Reconozcamos que la maldad nos pone tontas, las cosas como son. 

Pero la verdad, cuando leí el libro, yo solo conseguí enfadarme. Y cuando vi la película, estuve de morros y criticando por lo bajo hasta que terminó. Admito que necesito añadirle mas romanticismo a mi vida, que me estoy volviendo muy seca. Pero que le voy a hacer, la racionalidad a veces manda sobre este pequeño corazoncito. Y no me parece nada sano enamorarte de una persona que te aleja de todo aquello que te conviene. 

Recordemos un poco la historia: chica de familia bien con posibilidades de tener un gran futuro, se cruza con un vándalo que de caballero tiene bastante poco y tras varios encuentros se acaban enamorando, pasando por encima incluso de la ley. 

Llamadme rarita, pero ¿qué puedo verle yo a un hombre que, lo primero que hace al conocerme, es meterme bajo una ducha estando vestida y todo? ¿cómo me puedo fijar en alguien que se ríe de mi cuando me ve rebozada en estiércol? ¿tienen algo digno de mención un grupo de chicos que se dedicas a poner en peligro la vida de sus chicas? 

El chico la empapa, pero que guapo es Mario Casas...El chico se burla, pero que bueno está Mario Casas...El muchacho no conoce la palabra "legalidad",pero cómo me pone Mario Casas...Detrás de esa cara bonita, incluso puede haber un corazón, pero las nubes negras de su personalidad rebelde son demasiado espesas como para dejar pasar algún rayito de luz. 

Pienso en esta película, y me recuerda un poco a las películas Disney. Desobedece a tu familia, abandona tu talento y tus dones, haz todo lo que sea necesario para estar con él, sea cual sea el precio a pagar mas tarde. Pero para colmo, en el caso de esta película, no es precisamente un trato de princesa lo que recibe la muchacha. Lo cual me hace entender aún menos cómo puede fijarse una en chicos así. 

Y nosotras, espectadoras soñadoras, lo vemos de lo mas romántico. Después de hora y media de película, de ser perseguidos por la policía, de haber tenido mil y una broncas con los padres, de haberse jugado el cuello y la vida, el chico suelta una frase romántica (en pleno polvo, por cierto) y todas suspiramos, como si nos lo hubiera dicho a nosotras. 

No sé si preocuparme al pensar que, a día de hoy, siendo mujeres modernas, independientes, con posibilidades de llegar muy alto y viviendo en una sociedad que lucha contra la violencia de género y a favor de la igualdad entre sexos, aún nos volvemos locas al ver películas así. Películas que, tras ese velo de amor aventurero, de pasión desenfrenada, hay una chica que podría comerse el mundo por mérito propio, pero por un chico, deja pasar esa oportunidad. 

La pasión es buena, el amor, por supuesto, y ser mala, puede resultar sano de vez en cuando. La maldad, como el alcohol, con moderación. Podemos portarnos mal, pero sin lanzar por la borda toda nuestra vida. Un consejo, mujeres del mundo: por muy bueno que sea el sexo, no os juguéis la vida por ello. 

Portaos mal, sed malas, buscad a ese hombre que os aporte esa pizca de locura tan fundamental para la vida. Pero no desperdiciéis vuestro futuro por ello. Amad a ese hombre, pero nunca dejéis de amaros a vosotras mismas. Aunque la locura sea la sal de la vida, hay que permanecer cuerdas para que la vida no se pase de salada y nos la podamos comer. 

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