viernes, 9 de diciembre de 2011

Miedo a ser felices



El miércoles por la noche fui al cine a ver "Fuga de cerebros 2".Hacia mucho tiempo que no iba al cine y lo pasé en grande. Pero no había visto la primera parte, así que anoche, que la hicieron por televisión, la vi, y volví  a disfrutar muchísimo. 

Son películas con las que me he reído muchísimo, de hecho hacia mucho que no me reía tanto. Sin embargo, tanto en la primera película como en la segunda tienen su pequeña escena mas dramática. 

Por si alguien no la ha visto, los protagonistas son un grupo de amigos formado por un chico bastante tímido (en la segunda, el actor cambia, pero el perfil es muy similar), un gitano, un homosexual, un ciego y un parapléjico.Aparentemente, no parece que se sientan mal por su situación, cada uno es como es y no parece que vaya mas allá, es mas, no tienen ningún problema a la hora de coger la maleta e irse a Oxford o Harvard con tal de ayudar a un amigo a ligar, cuesten las gamberradas que cuesten. Sin embargo, todos esconden algo dentro. 

En ambas películas, cuando sus planes fallan, unos se descargan con los otros, o todos con todos, llegando a decirse verdades a la cara a cual mas hiriente. Aunque les resulte sencillo robar órganos humanos de laboratorios, fingir un problema de drogadicción o contratar a una prostituta para simular una falsa relación, son incapaces de mostrarse a los demás tal y como son. Sus diferencias con respecto al resto de la sociedad les hace intentar aparentar ser quienes no son o incluso esquivar a la otra persona. Y cuando esto sale a la luz, incluso su amistad peligra. 

Todo ser humano es igual en derechos y dignidad, pero a la vez, somos todos distintos. Es imposible encontrar a una persona totalmente idéntica a nosotros. Adjudicamos el término "normal" a lo mayoritario, sin ser capaces de ver que en realidad, nadie es igual a nadie, incluso dentro de esa mayoría existen pequeñas minorías.No hay una única cosa normal, cada uno es normal a su manera. La barrera entre la "normalidad" y la "anormalidad" debería situarse en la diferencia entre tener una mínima calidad de vida y no tenerla, no en nuestras características personales y únicas. Y mucho menos, este criterio que hemos establecido en nuestra sociedad sobre lo normal y lo no normal, debería de servir para excluirnos los unos a los otros. 

Algo que nos iguala a todos es nuestra naturaleza imperfecta. Todos somos imperfectos, y los sabemos, pero seguimos buscando parecernos a esa mujer o a ese hombre perfecto totalmente irreal que tomamos como modelo a seguir. Llegar a alcanzar esa meta es imposible, porque es una meta inexistente, nadie es así, ese idealismo se basa mas en los progresos tecnológicos (tirar del Photoshop cosa mala) que en la evolución de las virtudes de la raza humana. 

Buscamos la perfección, y si no llegamos a ella, al menos vamos a intentar ser mas que el de al lado.Como mínimo  hay que esconder durante el mayor tiempo posible los defectos que se tengan. Y mas cuando se trata de impresionar a alguien. Antes o después sabemos que explotará la bomba, no se puede convivir con alguien durante años disimulando nuestro lado oscuro. Si está ahí, algún día saldrá a la luz.  Y la otra persona lo verá y, o lo aceptará, o lo rechazará, llegando al desenlace inevitable y teniendo que ponerte una vez mas el disfraz de virtuoso compulsivo para encontrar una nueva persona candidata al puesto. Total, si ocurre lo primero, hemos hecho el idiota, y si ocurre lo segundo, ademas del idiota hacemos el inútil. Ninguna de las opciones nos ha supuesto ni ahorro energético ni eficacia. 

¿Tanto nos cuesta aceptarnos a nosotros mismo como somos y dejar que los demás nos conozcan así? Además, utilizando un poco la lógica aplastante, si todos somos imperfectos y somos totalmente conscientes de ello, ¿que nos hace pensar que va a entrar la persona perfecta en nuestras vidas? ¿ O por qué la otra persona tendría que esperar que lo fuéramos? 

No aceptarse como uno es solo conlleva problemas y obstáculos. Somos como somos, con cosas buenos y malas, solo hace falta potenciar lo bueno y aceptar lo malo. ¿Acaso negarse a aceptar los límites ha ayudado alguna vez a ser feliz a alguien? Si te tropiezas con tu muro infranqueable, ese que todos tenemos, lo único que vas a ganar yendo de cabeza hacia él es un triste chichón.Si vas en silla de ruedas, no pretendas saltar a la comba. Si padeces de parkinson, olvídate de ser experto en cirugía a corazón abierto. Si sufres de vértigo, no te dediques a limpiar cristales en lo mas alto del Empire State. Podrás hacer mil cosas, y cada día las harás mejor, pero esas precisamente,no. La autosuperación es posible, pero si se toca techo, se toca techo y punto. 

Una de las claves para ser felices, en mi opinión, es ser como somos y aceptarnos así. Hay que ayudar a que los demás nos acepten, hay que aprender a aceptar. La perfección no existe. Incluso si existiera, tendría un defecto: nos crearía a los demás un gran sentimiento de inferioridad... 





No hay comentarios:

Publicar un comentario