miércoles, 28 de noviembre de 2012

Vergüenza robar

"Vergüenza robar". Eso pone en su cartel. Un hombre, sobre un trozo de cartón, apoyado sobre una pared, pide limosna con un vaso de plástico del restaurante de comida rápida mas cercano. Dos metros mas adelante, otro hombre, sobre unos cartones algo mas grandes, duerme bajo una manta sucia y raída. Y así toda la avenida. Y la siguiente. Y la otra. 

Bienvenidos al centro, a la zona rica de la ciudad, donde los pobres se cuentan por decenas. Y donde la gente pasa frente a ellos, sin mostrar un mínimo de compasión. Incluso parecen huir de la escena. Es demasiado doloroso como para mirar. Resulta mas atractivo un escaparate con bolsos de cientos de euros. 

Nadie se para a observarles. Resultaría demasiado vergonzante. Consentir que nuestro sistema deje que montones de personas vivan en las calles, con el frío que hace. No. Mejor dejar eso de la vergüenza para los pobres. Si, son ellos lo que viven avergonzados. Tras sus cartones escritos como se ha podido o colocando sus rostros sobre sus rodillas, suplican alimento. Vergüenza robar. Vergüenza pedir. ¿Cuando se convirtió en delito pasar hambre? Vergüenza debería darnos a los demás ser ajenos a su dolor. 

Mas atrás, un hombre de avanzada edad tropieza y cae. Ocurre ante una iglesia. Nadie para a ayudarle. El hombre, sujetándose de los escalones que dan al edificio,trata de incorporarse. Finalmente, una mujer conocida se da cuenta y acude en su ayuda. 

¿En qué clase de sociedad, de mundo, vivimos? ¿Tanto cuesta ayudar a quienes nos necesitan? Nos las damos de generosos comprando las tarjetas de tal ONG, colaborando con el calendario solidario de esta otra asociación, vamos a nuestros respectivos templos religiosos. Y luego, un hombre cae y nadie le ayuda. Un hombre pide y ni siquiera se le mira. 

No, si yo tengo pensado colaborar con el Tercer Mundo. ¿Tercer Mundo? Tienes el Cuarto Mundo en tu misma calle y ni se te ocurre comprar algo de comer o una manta para no pasar frío. ¿Tanto nos cuesta? Poniéndonos en posición tacaña, ¿cuánto puede costar una bebida caliente? ¿Se nos va el mes si, en un momento dado, la compramos?

Son costes que nos deberían ni valorarse. No hay precio mas caro que vivir en una sociedad que permite que un pobre hombre, padre de familia, se vea en la calle, privado de alimento, de calor, de algo que ofrecerle a sus hijos. 

No es justo. Y no solo lo digo por el hecho de que se vea pidiendo en la calle. Hablo de que además lo haga sintiendo que está haciendo algo malo. Cuando la maldad reside en el corazón del que no acude en su ayuda. Los malos somos nosotros, no ellos. 

Y estoy convencida de que, quien lea esto, momentáneamente pensará "pues es verdad". Igual que lo pensamos cuando vemos anuncios en televisión sobre África, sobre catástrofes naturales que destrozan vidas y vidas. Pero, ese sentimiento, ¿cuánto nos va a durar? 

No voy a echar mano del típico mensaje navideño, no voy a reclamar la bondad de la gente. No voy a suplicar que se les ayude. Esto ya no es una súplica, no es una petición. Esto es un auténtico reto. Reto a la gente a que, a partir de este mismo momento, deje de huir de la pobreza y comience a actuar. ¿Por qué lo llamo "reto"? Porque estoy tristemente convencida de que nadie hará nada. Nunca hacemos nada. Nadie dejará las vueltas de su compra en un bocadillo. Nadie se tomará su infusión y hará otra para quien lo necesite. Nadie utilizará su maravillosa conexión a Internet para buscar lugares donde ofrezcan ayuda para esta gente, nadie se acercará a intentar convencer a el pobre señor de la esquina a que acuda en busca de ayuda profesional, nadie llamará informando del caso. Nadie hará nada. 

Bueno señores, dentro de nada, Navidad. Y por si a alguien se le olvida, ahí está el Corte Inglés haciendo el recordatorio desde mediados de Agosto, que ya estaban preparando los villancicos. Espero que el espíritu navideño inunde sus hogares. Pero el 7 de enero todo el mundo de vuelta al mundo real, ¿eh? Que no me entere yo de que la humanidad dura mas allá de esa fecha...

No hay comentarios:

Publicar un comentario