martes, 30 de octubre de 2012

De corazón, gracias

Hoy, quiero dedicar este pequeño espacio que es mi blog, a todas esas personas que se dedican a regalarnos momentos de amargura y enfado. De corazón, gracias. 

Sí, gracias. Porque si no fuera por esos momentos las personas no creceríamos ni la mitad. Porque si nadie se dedicara a fastidiarnos la existencia, no valoraríamos todas las cosas bellas que nos regala la vida. Si no tuviéramos la percepción de que determinadas personas nos odian, no valoraríamos el amor que nos tienen otras. 

Hace poco mas de un mes que me fui de casa. Y es una de las mejores experiencias que estoy viviendo. Cuando uno vive rodeado de los suyos, arropado, en un entorno conocido, queda un poco aislado de lo que puede suponer enfrentarse al mundo en soledad. Cuando vives solo/a, no te queda mas remedio que sacarte las castañas del fuego a través de tus propios recursos. 

Se puede llegar a pasar mal, pero merece la pena probarlo. Porque tras esos momentos de frustración, se abren los ojos y uno/a se da cuenta de todas sus habilidades y capacidades. Acabas dándote cuenta de que, aunque ha costado, se ha acabado consiguiendo. 

No siempre el entorno es el que presente barreras. A veces son las personas que habitan en ese entorno las que nos entorpecen el camino. Bajo la máscara de querer ayudarte fomentando tu autonomía, lo que realmente hacen es estropearte el día. Ante una barrera arquitectónica, por ejemplo, te dirán que la salves sin ayuda, que lo hacen por ti, que no les importa ayudarte pero que eso sería perjudicarte. El mensaje encubierto es "paso olímpicamente de echarte una mano", pero lo camuflan con palabras "amables" en pro de tu independencia. 

Vives algo así y como mínimo te cabreas. Pero luego, cuando se empieza a pensar mas en frío, se despierta el ingenio. Y acabas creando herramientas personales que de otra forma nunca se habrían creado.

Se puede llegar a caer en el error de pensar que, cada vez que nos hacen pasar por un mal rato, eso nos hace ser peores, mas rencorosos, mas vengativos, con mas mala leche. Pero todo es cuestión de elegir. Puedo elegir ser peor persona o puedo ser una persona mejor. Por nuestro propio bien y el de la gente que nos rodea (que mucha no tiene la culpa de lo que nos ocurre), mejor elegir la segunda opción.

Así que, desde aquí, dar las gracias a todas aquellas personas que me han enfadado, hecho llorar, me han hecho sentir inquietud, me han removido la conciencia. Sin vosotras no sería lo que soy. Ahora me toca a mi dejaros con un palmo de narices.


martes, 23 de octubre de 2012

Acabado en letra A

El lenguaje, ese gran olvidado a la hora de hablar de feminismo. Cuando buscamos la igualdad, echamos mano de la lucha pura y dura por los derechos civiles, salimos a la calle e introducimos a los hombres en casa, buscamos mejores puestos de trabajo, mejores sueldos. Pero nadie piensa en el lenguaje. 

Hablamos lenguas totalmente masculinizadas. Todo acaba en o, nada acaba en a. Cierto es que poco a poco se van creando acciones que abordan la cuestión del lenguaje, tratando de hacerlo mas neutro, de incluirnos a todos y a todas. Pero no suele ser un factor que tengamos en cuenta. Incluso las personas mas involucradas en la lucha por la igualdad reconocen abiertamente que les cuesta especialmente hablar de forma igualitaria. 

Hace unos días lo hablaba con un amigo. Él me preguntaba sobre mi máster. Me preguntó si me consideraba feminista. Yo asentí y él me miró con evidente asombro (algo normal, feminismo y hembrismo se suelen confundir). Y luego me quiso poner un ejemplo. Me decía que él, cuando hablaba, lo hacía en masculino. Pero que no lo hacía por ser machista, solo lo hacía porque lo consideraba mas correcto, pero que no excluía a las mujeres. 

Analicemos. ¿Deberíamos considerar la masculinización del lenguaje como uno de los frutos del patriarcado y por lo tanto, un hecho totalmente machista? ¿O calificarlo de machista sería ir demasiado lejos? En un principio contesté que no me parecía machista, el término me parecía excesivo, pero empiezo a plantearme lo contrario...

Pero por lo visto, combatir este tipo de machismo tiene sus riesgos. En clase se ha planteado una cuestión como mínimo curiosa: revisando una sentencia sobre discriminación indirecta, hemos leído que feminizar un término masculino puede considerarse discriminación oculta, ya que ese término masculino supone una exclusión del término neutral que nos incluiría a todos y todas, así que tratar de feminizarlo supondría lanzar una cortina de humo y silbar mirando hacia otro lado.

¿Y esto mismo no podría aplicarse a cualquier cosa? ¿Qué diferencias hay entre feminizar el lenguaje y feminizar, por ejemplo, el ámbito laboral? Igualmente se producen situaciones de desigualdad que hay que combatir. ¿Estamos condenadas las mujeres a echarnos piedras sobre nuestro tejado hagamos lo que hagamos? 

Debe ser cosa de la subjetividad. Todo depende de los ojos con los que se mire. Para unas será un logro, para otras, tan solo un parche que tapa parcialmente el gran problema. 

Esa sí que será nuestra eterna batalla. Cada mujer somos un mundo. Al igual que cuando hablamos de hacer de este mundo un lugar mejor cada uno lo define de forma distinta, las mujeres estamos destinadas a vivir en un mundo siempre desigual. Puede que cada vez menos, pero siempre desigual. Siempre habrá parcelas olvidadas y menos valoradas. Parcelas olvidadas como la del lenguaje. Seguiremos sin escribir nuestras victorias acabando en letra A. 


martes, 2 de octubre de 2012

Ocio sexista

Llega el fin de semana y todos los jóvenes universitarios se disponen a salir hasta el amanecer. Tras haberse reunido para beber en cualquier parque o plaza de la ciudad, toca ir a la discoteca hasta el día siguiente. Pero hay un problema, los chicos deben pagar entrada. 

El hecho de permitir que las chicas entren gratis a un local mientras los chicos deben pagar es algo bastante común. Común pero muy sexista al mismo tiempo, y en este caso no solo deberían sentirse ofendidas las mujeres, los hombres salen perdiendo igualmente, y no solo dinero. 

Primero,ellas. Una vez mas, parece que las mujeres seamos ese sexo indefenso que depende económicamente de otro u otros. Los precios de muchos locales no son excesivamente elevados y pese a eso, se nos consiente entrar sin pagar. Evidentemente, tiene la gran ventaja de que nos ahorramos ese dinero, pero a costa de que nos tomen por seres pobres incapaces de ganarnos nuestros propios ahorros, teniendo que acudir al hombre. 

Luego, el que nos permitan entrar sin pagar esconde una estrategia por parte de estos locales. Somos un reclamo. Si eres un hombre y esa noche quieres ligar, te conviene buscar un sitio donde haya muchas chicas, y evidentemente, habrán mas chicas donde ellas entren gratis. Eso asegura al local unos ingresos, ya que los chicos van a pagar por entrar. 

Con fines puramente lucrativos, las mujeres somos utilizadas como carnaza para los hombres. Somos como una presa, se nos deja a la vista y en posición fácil para que el depredador sexual pueda acceder sin dificultades a nosotras. 

Lo que se puede interpretar, por otro lado, que los hombres están necesitados de amor. Se les atribuye un papel de obsesos por captar a cuantas mas mujeres mejor, se interpreta que el principal objetivo del hombre es conseguir a una chica. Lo de bailar y disfrutar de la noche es lo de menos, queda en un segundo plano, el principal objetivo es que liguen. 

A veces el sexismo queda encubierto o es muy sutil como para percibirlo claramente. Incluso cuando se echa mano de estrategias sexistas podemos sacarle ventajas aparentes, como la mencionada antes de hacernos ahorrar dinero. Pero aunque la mona se vista de seda, mona se queda. El sexismo es lo que es, y nunca tiene un lado positivo. 

El mundo está mas acostumbrado a la diferencia que a la igualdad. Por eso hay que mantenerse alerta, porque nosotros/as mismos/as, por simple comodidad, acabamos abandonándonos a lo de siempre en lugar de avanzar.