jueves, 31 de mayo de 2012

Compromiso firmado



Soltera y sin compromiso, he aquí mi estado civil actual. Y no sé cuando variará, pero eso es algo que no me preocupa. De momento, me entretengo poniéndome al día de de cómo marchan las relaciones de mis amigos y conocidos. Es bonito ver como viven su amor, como se demuestran que se quieren, lo apasionados que son los comienzos, las ganas de luchar que se tienen. 

Aunque a día de hoy no tengo ni siquiera la intención de iniciar una relación, ya que mis circunstancias personales no son las mas adecuadas para ello, sí tengo muy claro como quiero que sea mi próximo noviazgo. 

Me encantaría que fuera algo muy poco a poco, a fuego lento. Conocernos lentamente, sin prisas, sin ansias por consolidar nada, tan solo disfrutando del momento. Puede parecer una visión incluso excesivamente romántica del amor, pero lo que no quiero es acelerarme, adquirir demasiado compromiso nada mas empezar. 

Soy poco partidaria, por ejemplo, de utilizar la palabra "amar" hasta que no ha pasado un determinado tiempo. Es un concepto que incluye el mas grande de los apasionamientos. Al principio, puedo querer a esa persona, puedo quererla, pero amar, eso es mucho decir. 

Igual me pasa con los detalles y regalos. Es muy típico regalarse una pulsera con el nombre del otro o la otra, o tener cada miembro de la pareja una parte de un corazón. Sin negar la belleza del detalle, creo que tiene un significado mucho mas profundo, significa una gran unión entre esas dos personas. Unión que, según mi criterio, no se alcanza hasta pasados unos meses. 

Cuando una persona comienza a amar, es difícil sobreponer el sentido común a lo que une siente. Cuando el corazón habla, la mente es ignorada por completo. Y es normal, a todos y todas nos pasa, cuando el amor está empezando a surgir, tan solo nos dejamos llevar por los sentimientos. Y no lo critico, yo soy la primera que caería en las redes del enamoramiento, pero no es lo que, hablando con racionalidad, busco. 

Quiero algo mas calmado, algo que se vaya inventando poco a poco. Sin dejar de disfrutar de esa primera fase de tortolitos pegajosos, quiero algo más. 

Hace tiempo que llevo pensando como quiero que sea mi próxima relación. No solo busco romanticismo y detalles, que también. Creo que lo que mas necesitaría a mi lado es una persona que me apoyara en cada momento, que no me abandone cuando mas falta hace luchar. Pero no hablo de esa lucha puramente pasional, de decirse desde el primer segundo que se dejará la piel si hace falta por eternizar ese amor. Hablo de verdaderas zancadillas de la vida. Porque he de decir una cosa: es bastante común hablar de lucha al principio pero luego poner pies en polvorosa cuando las cosas se ponen feas. Y no quiero que eso me ocurra, quiero tener la tranquilidad de saber que esa persona estará ahí cuando haga falta, y que de verdad va a luchar cuando las circunstancias lo exijan. 

Llegará un punto en el que querré esa famosa pulsera, querré ese trocito de corazón. Pero no lo quiero como simple regalo de primer mes de enamorados. Lo quiero como símbolo de un verdadero compromiso. 

Veo a parejas que pasan horas besándose, mimándose, que sacan horas de donde no las hay para estar juntos. Pero no son las parejas que tomo como ejemplo. Creo que la vida ofrece mucho mas momentos de inquietud. Uno/a puede tener pareja, pero también tiene trabajo, familia, obligaciones y amigos (esos grandes olvidados que quedan atrás cuando se inicia una relación). Yo no busco a un hombre con el que estar 24 horas al día. Me parecería incluso irreal, también son estudiante, nadadora y familiar o amiga de, además de ser novia. 

Pero lo que sí quiero, sin duda alguna, es que, cuando no lo pueda ver, cuando no podamos estar físicamente juntos, ese hombre me garantice que la llama de la pasión sigue encendida. Que no necesitamos vivir como uña y carne. Que hay un compromiso entre nosotros. Compromiso de amar, de apoyarse, de luchar. 

El compromiso es pasión. Amar intensamente incluso cuando la ocasión requiere todo lo contrario. Ser apasionado no es tan solo ofrecerle a tu amada la noche de su vida. Amar con pasión es amar pase lo que pase. Amar con pasión es amar en el día a día, realizando cualquier tarea cotidiana, sin dejar de pensar en la otra persona. 

De un tiempo para acá he llegado a la conclusión de que un noviazgo debe integrarse con el resto de sucesos de la vida. Como ya he dicho muchas veces, mi mundo no deja de girar alrededor del Sol para comenzar a girar alrededor de mi hombre. El mundo sigue en su órbita. Como mucho, aumenta la velocidad de rotación, porque hay mas energía ayudándole a girar. Pero el rumbo sigue siendo el mismo. 

No sé si, en algún punto de mi próxima relación, se planteará la opción del matrimonio. Realmente, no sé hasta que punto necesitaría verme como mujer casada a nivel de compromiso. Si yo amo y él me ama, aunque no seamos marido y mujer, ya tenemos un compromiso. Yo me comprometo a estar con él, a serle fiel, a apoyarle y ayudarle, a no abandonarle, y él, lo mismo. Nos comprometemos a estar al pie del cañón el uno por el otro. 

Quizá el matrimonio ofrezca una serie de garantías legales, sobre todo, cara a los futuros hijos. Pero a nivel de pareja, pasado un tiempo de relación, ese compromiso no necesita de un papel que lo acredite. Si amo, me comprometo, y lo hago por amor, no porque un papel me dice que soy la mujer de alguien. 

Mi visión del amor es como una mezcla entre pasión y razón. Quiero pasión, pero sin renunciar a una vida propia. Quiero compromiso, pero solo cuando éste tenga un sentido y haya sido alimentado con una larga temporada de conocimiento mutuo. Quiero amar, ser amada, pero con razón de ser. 

Hoy en día, ni amor ni ganas. Posiblemente se deba a que busco algo muy lento, quizá tan lento que su llegada está pasando desapercibida. Pero mientras llega, aquí estaré esperando. 

martes, 29 de mayo de 2012

Me quiere, no me quiere...




La margarita, ese gran instrumento científico que sabe decirnos con total exactitud si la persona a la que amamos nos corresponde o no. Y es que lanzarse al vacío del amor no es una decisión fácil. O te tiras a la piscina y compruebas mas tarde si está llena o vacía, o pronunciar una declaración puede ser harto difícil. 

Tenemos miedo al rechazo. Que nos digan que no es como si nuestra alma se volviera de cristal y se nos rompe en pedacitos, que se quedan incrustados en nuestro interior y nos van haciendo pequeños cortes, nos escuece días después, aunque pasado el tiempo, las heridas se curan. 

Aunque he sido y sigo siendo de esas personas que toma las decisiones después de meditarlas largo y tendido, hasta cierto punto considero que no hay que tenerle miedo al amor. Al fin y al cabo, lo máximo que nos puede ocurrir es que nos quedemos como al principio. 

Puede que peque de optimista, pero creo que el amor, el declararse, mostrar los sentimientos, no conlleva nunca una consecuencia negativa. Incluso cuando la respuesta es "no", salimos ganando. Creo que la vida es muy sabia, sabe qué personas deben aparecer en nuestra vida y con qué misión, y si no aparecen, es que no nos vale la pena contar con ellas. 

Evidentemente, que te digan que no te corresponden es algo que duele y mucho. Pero bueno, el tiempo todo lo cura. Si esa persona no nos ama, seguro que, en un futuro mas o menos cercano o lejano, aparece alguien que si nos corresponde. Además, es que creo que se sale ganando. Realmente, ¿nos sirve de algo tener junto a nosotros a alguien que no nos quiere ni valora? 

Y en el caso de que acepte y se llegue a tener una relación, puede que ésta tenga un fin. Pasa mas de lo mismo. Cuando uno intima, conoce partes de la persona que hasta el momento no habían salido a la luz. Empiezan a surgir los defectos, muchos de ellos incompatibles con nuestra personalidad. Y acabas dándote cuenta de que esa persona no era lo que pensabas y esperabas. Una vez más, si esa persona no te hace feliz ni te aporta nada, ¿para qué tenerla a tu lado? 

A veces el miedo se basa en la posible pérdida de una amistad. Pero esto es algo que no he entendido muy bien nunca. Para empezar, decir "me gustas" o "te quiero" es algo bueno, ojalá todos/as tuviéramos siempre a una persona al lado que nos lo dijera (sea pareja u otra persona). Me pongo en el lugar de la persona a la que se declaran. Si a mi me dicen algo así, lo que menos se me ocurre es alejarme. Es más, me sentiría de lo mas halagada. Y si me coloco en el otro lado de la barrera, vuelvo a lo mismo de antes. No me sirve de nada una persona que se aleja de mi después de decirle las palabras mas bonitas que se pueden oír. 

Encima es que la gente se vuelve paranoica. Parece que, si le gustamos a una persona, a partir de ese momento se va a dedicar a perseguirnos cual acosador enfermizo. Un no es un no, punto. Si eso queda claro, no tiene porque ser tan complicado continuar como buenos amigos. 

Aunque esto suene a disco rayado, las personas somos perfectamente imperfectas. Aunque el amor sea puro sentimiento, aunque el único que parezca tener el mando es el corazón, no hay que perder el norte, hay que vivir el amor pero de forma racional. Cuando nos enamoramos, lo hacemos de una imagen que pensamos que es la persona amada. Pero no es real en muchos casos. La fase de enamoramiento es la fase de mayor ceguera en una relación. Cuando termina esta fase es cuando realmente se puede decir que estas enamorado/a. Comienzas a descubrir como es realmente esa persona, es en ese punto y no antes cuando debes replantearte qué te aporta. Y si no te aporta nada, por mucho que te duela, adiós, muy buenas. 

Cuando decimos "te quiero", aunque lo hagamos para ofrecer a otra persona algo tan hermoso como es todo nuestro amor, debemos hacerlo por nosotros/as mismos/as. Independientemente de que salga bien o mal, al menos hemos ofrecido todo lo que nuestro corazón escondía. Hemos liberado nuestros sentimientos, hemos hecho lo que nos correspondía hacer. Lo demás queda en manos de otros/as. 

En un mundo tan violento, hay que decir mas veces "te quiero". Aunque solo amemos nosotros/as, aunque la respuesta sea la menos esperada. Incluso aunque duela, hay que decirlo. Yo, desde luego, estoy dispuesta a hacerlo. Me llevaré mas de una decepción, pero lo haré igualmente. Al fin y al cabo, quien no arriesga, no gana, y saber encajar las derrotas también es vencer. 

sábado, 26 de mayo de 2012

GRANDES PRINCESAS DE LA HISTORIA: Eva Duarte Ibarguren


Eva Duarte Ibarguren nació en Los Toldos, un pequeño pueblo de la provincia de Buenos Aires, en 1919, siendo hija natural de Juan Duarte, un estanciero que no la reconoció ni a ella ni a sus hermanos, y de Juana Ibarguren. A los quince años ya estaba en Buenos Aires luchando para hacer pequeños papeles, la mayoría de ellos olvidables, en el teatro o en novelas radiofónicas.

Su vida cambiaría en 1944 cuando conoció a Juan Domingo Perón, por entonces militar influyente y director del Departamento Nacional del Trabajo, órgano desde donde cimentaría su prestigio entre la clase trabajadora al ser inspirador de numerosas leyes de índole social. Fue en enero de ese año cuando un devastador terremoto asoló la provincia andina de San Juan (Yvert, 438-441), provocando miles de muertos y heridos. Perón presidió el Ente Nacional de ayuda a la población damnificada y en un festival artístico concebido para recaudar fondos conoció a la actriz Eva Duarte.

En 1945 contrajeron nupcias y desde ese momento el binomio Perón marcaría la vida política, social y cultural de Argentina. La importancia de Evita y su influencia como figura en la sombra del poder se hará notar muy pronto: por ejemplo, al encabezar una gran campaña de agitación en los medios laborales (el movimiento de los "descamisados", apelativo con el que se conocía al proletariado urbano que apoyaba masivamente a Perón), para conseguir la excarcelación de su esposo que estaba recluido en la isla de Martín García a causa de un golpe militar. El 17 de octubre de 1945, cientos de miles de trabajadores ocuparon Buenos Aires y lograron su objetivo de ponerlo en libertad. Esa fue la puesta de largo del heterogéneo movimiento político llamado "peronismo", que el 24 de febrero de 1946 ganó las elecciones generales con una ajustada ventaja sobre la Unión Democrática, coalición formada por los radicales, los socialistas y los comunistas.

Después de que Perón se convirtiera en presidente de la nación, Eva se puso a trabajar en una oficina en el Palacio del Correo y luego en la Secretaria de Trabajo y Previsión, encontrando allí su verdadera vocación. Eva se convirtió en un puente magnífico entre el pueblo y el gobierno, entre el pueblo y Perón y habiendo conocido ella en propia carne, las dificultades de subsistir propias de las personas sin dinero, enseguida se interesó por conseguir ayudas para los más necesitados, para los que ella llamaba "sus descamisados" o sus "grasitas" que representaban a la parte más pobre de la población. Tan temprano como finales de 1946 empieza a interesarse por el tema de los derechos de la mujer, comenzando en 1947 un trabajo más intenso en su intento de ayudar a la mujer argentina.

El fuerte ascendiente que Evita ejercía sobre la mujer argentina creció en 1947 con su proyecto de ley que contemplaba implantar el derecho al sufragio universal. Hasta ese momento solamente podían votar los ciudadanos de sexo masculino mayores de edad. Esa ley fue una de las pocas que se sancionaron por unanimidad de todos los Diputados, ganando al mismo tiempo el apoyo de miles de argentinas que habían sido olvidadas por la política.

La Fundación Eva Perón, con sus exigüos ingresos en sus comienzos, empezó a cobrar gran importancia pues su acción se fue extendiendo a todos los rincones del país; se construyeron miles de escuelas, centros de salud, hogares para ancianos, centros vacacionales para obreros; es decir, una labor social muy profunda.

Al lado de los avances laborales, la Fundación Eva Perón ejerció una cierta justicia redistributiva compitiendo con la Iglesia Católica y las tradicionales sociedades de beneficiencia (que fueron suprimidas) y reemplazó la expresión caridad por un término menos ofensivo: ayuda social. Conforme asumía ese papel de defensora de causas perdidas, la personalidad de Evita fue transformándose. Lejos quedaban las joyas y trajes a la última moda que embelesaban a los desheredados. La austeridad se había apoderado de su retrato: vestidos discretos de color oscuro y un sencillo rodete en el cabello, que acentuaba su belleza.

En el plano sindical, la figura de Eva Perón fue fundamental ya que actuó como correa de transmisión entre los sindicatos y el Gobierno; de esta manera, el régimen contaba también con el apoyo de los trabajadores que sustentaron de manera inestimable su política hasta tal punto que, en 1951, la C.G.T. (Confederación General del Trabajo) propuso la candidatura de Evita a la Vicepresidencia. Si bien contaba con el respaldo de la CGT, su avanzado estado de enfermedad debido al cáncer la condujo a su célebre renunciamiento en un acto multitudinario en la Avenida 9 de Julio: "Renuncio a los honores, pero no a la lucha". Por otra parte, los militares se oponían a la eventualidad de que Evita fuese vicepresidenta, ya que eso abriría las puertas a la posibilidad de que una mujer gobernara el país.
El 17 de octubre su estado era muy delicado, pero aún así logró presentarse en la Plaza de Mayo, en donde se "despidió" de la gente. El 3 de Noviembre es internada en el Policlínico de Avellaneda, que ella misma había mandado construir.

A medida que su agonia progresa se le van a conceder numerosos honores públicos: una nueva provincia llevará su nombre, el Congreso le otorgará el título de Jefa Espiritual de la Nación, su libro "La razón de mi vida" se convierte en texto escolar obligatorio. Se ha establecido un verdadero culto a la personalidad.

La muerte de Evita llegó el día 26 de julio de 1952 a las 8 y 25 de la tarde, en compañía de su marido, su familia y parte del gobierno, habiendo entrado en coma horas antes. El pueblo se mantuvo alrededor de la casa, sufriendo una intensa lluvia y cuando se dió el comunicado de su muerte, hubo un gran llanto colectivo, pues el pueblo sentía que perdían a la única persona que se había interesado realmente por ellos. La noticia llegó a España y salió en los diarios del día 27 de julio de 1952. El cuerpo de Eva Perón, dentro de su ataúd con la tapa de cristal, fue depositado durante unos días en el Ministerio de Trabajo. Más de dos millones de personas desfilaron en menos de dos semanas para dar el último adiós a la querida Evita. Los tres primeros días de su muerte, todo Buenos Aires quedó paralizado, los únicos negocios que estuvieron abiertos fueron los de venta de flores que cubrían todas las aceras y las calles alrededor del Ministerio de Trabajo. El duelo de toda la nación fue tremendo, pese a que había muchos que lo estaban celebrando pues se habían quitado de encima un enemigo formidable, un tremendo obstáculo para la realización de sus objetivos.

jueves, 24 de mayo de 2012

Servir de ejemplo




Hay un hecho poco reconocido y asimilado, pero que es real. Todos podemos llegar a ser ejemplo. Y es una lástima que no seamos conscientes de ello. Tenemos un papel mas importante en nuestro mundo del que pensamos. 

Todos tenemos virtudes y habilidades, no siempre potenciadas. Ya no solo debemos sacarle partido a todo lo bueno que esconde nuestra personalidad por nosotros/as mismos/as, sino también por el resto de personas que nos rodean. Todos y todas tenemos algo que aportar, algo que sirva de modelo para la persona que tenemos al lado. 

Desde el detalle mas pequeño puede ser de gran importancia. Desde ayudar a una persona mayor a cargar las bolsas de la compra, tirar un papel a la papelera en lugar de al suelo. Cada buen comportamiento nos hace ser mejores personas y ayuda a que los demás también lo sean. 

Para empezar, las primeras que deberían ser conscientes de su gran poder de transformación de la sociedad son las madres. Y me duele especialmente que no se mantengan al pie del cañón a la hora de educar a sus hijos e hijas, que el agotamiento pueda con ellas y no corrijan conductas indebidas en los pequeños. 

Recuerdo, cuando estaba en las prácticas, algunos ejemplos de madres que, por simple desgana, no participaban en absoluto en la educación para sus hijos. Recuerdo que, un día a la semana se realizaban talleres para el crecimiento personal de las mujeres y sus hijos. Uno de esos talleres consistía en psicomotricidad. Mientras se explicaba el taller, mostrando varios ejercicios, habían madres que, en lugar de atender y participar, se quedaron sentadas pendientes del móvil, ignorando todo lo demás. Se les explicó por activa y por pasiva los beneficios de tales ejercicios, pero parecía que no lo valoraban. 

Recuerdo también que, esa misma mujer, traía el almuerzo particular de su hijo, mientras que el resto de niños comían de lo que se compraba en la fundación. Marcaba, consciente o inconscientemente, una diferencia entre su niño y los demás de la guardería. Consecuencia de todo ello fue el convertir al niño en un pequeño poco participativo e involucrado en el juego, que tenía algunos problemas para realizar ejercicios físicos de la misma manera que sus compañeros y compañeras. 

Pero mas grave aun era el caso de otra mujer. Era una muchacha aún bastante joven, con una niña de unos 4 años. La mujer procedía de Marruecos, pero ya llevaba varios años en España. Años en los cuales no había sido autónoma en ningún momento, siempre había dependido de organizaciones sin ánimo de lucro para sobrevivir. Pero la mujer sí había aprendido una cosa: llevarse a la niña consigo a la hora de pedir una ayuda, le daba mucha ventaja, al menor se le debe proteger. Resultado: una niña emocionalmente destrozada, con carita de miedo y con mucha necesidad de amor. 

Cada una de estas mujeres se dejó llevar por su apatía y sus intereses, pasando por encima de los pequeños, dejando de ser un ejemplo para ellos. Una madre debe ser la primera en involucrarse en cualquier actividad para motivarlo a que sus hijos la hagan. Una madre debe mostrar fortaleza, debe hacer ver que puede ser capaz de luchar por sacar a su familia adelante. Ya sé dice en muchas campañas publicitarias, los niños hacen lo que ven, si lees, leerán, si haces deporte, lo harán, si comes sano, ellos también. 

Pero no solo una madre puede ser ejemplo. Hay algo que me da mucha rabia. Los jóvenes de hoy en día somos mas dejados en todos los sentidos. Cuando salimos, tendemos q ser bastante irrespetuosos. Hablamos a gritos, lo dejamos todo hecho unos zorros... 

Por ejemplo, rara es la vez que no entra un grupo de chavales a un lugar totalmente vacío y da la sensación de estar repleto de gente. Aunque uno esté frente al otro, se habla con un tono de vez demasiado elevado. 

Por no hablar de lo mal que se habla. Cada vez se utilizan mas palabrotas para expresarse, incluso para llamar cariñosamente a alguien lo insultamos (con lo bonito que es decir "te quiero"). No digo que haya que hablar de una forma tan refinada que parezca un discurso aprendido, pero creo yo que hay un punto intermedio. 

También tenemos un gran defecto. Cada vez nos creemos mas los dueños de todo. En lugar de facilitar las cosas a los demás, nos miramos el ombligo y dejamos que los demás hagan por y para nosotros. En lugar de echar una mano, parece que echemos una mano al cuello. 

Todo esto me parece grave. Ya no solo porque como sociedad vamos a peor, ya no porque cada uno de nosotros y nosotras cada vez vamos valorando menos el tipo de persona que nos gustaría llegar a ser. Me parece especialmente grave por el hecho de que solo nosotros y nosotras podemos cambiar determinadas conductas, y esas conductas las estamos realizando, en lugar de corregirlas y extinguirlas. 

En Psicología, se conoce como "generatividad" la tendencia de las personas adultas de cuidar y enseñar a las generaciones venideras. Se atribuye a la edad adulta intermedia, cuanto mas mayor, mas generatividad hay. Pero no tiene porque ser así. Una persona a la que le importe el niño que viene detrás, también tiene un alto grado de generatividad. 

El presente y el futuro son nuestros, y si queremos que algo cambie a mejor, somos nosotros/as los/as primeros/as que necesitamos fijarnos en nuestros fallos y corregirlos. Al fin y al cabo, el mundo es como un Gran Hermano a nivel macro, siempre hay alguien observando. 

martes, 22 de mayo de 2012

Necesidades relativas



Como han cambiado las cosas. A veces hablo con mis padres de cómo era su infancia, de cómo era la infancia de mis abuelos. Incluso con amigos y conocidos ha surgido esta conversación. Pienso en aquellos años y no reconozco a la sociedad de hoy en día. 

Antes, los niños y niñas, no necesitaban mas que una calle vacía de coches y vecinos para jugar. Las madres y abuelas se quedaban en las aceras, tomando el aire y observando a los pequeños. No hacia falta nada mas para pasar una feliz tarde de domingo. 

Ahora parece que necesitemos de todo. Ya no sabemos salir sin llamar al móvil primero, o sin conectarnos a las redes sociales. Y claro, una vez salimos, necesitamos una vez mas el móvil por si ocurre algo, y si salimos, seguro que algo consumimos, aunque sea un refresco. De repente el ocio, (qué digo el ocio, la vida entera) se ha vuelto del todo consumista. 

Y yo me pregunto, ¿realmente necesitamos todo lo que tenemos? En muchas ocasiones, cuando hablamos, por ejemplo, del móvil, lo tratamos como un objeto imprescindible en nuestras vidas. Argumentamos que es un aparato que nos permite estar comunicados en todo momento, por si a algún familiar le ha ocurrido algo o surge cualquier emergencia. Pero claro, las emergencias han existido siempre, ¿por qué antes no se veía como una necesidad y ahora si? ¿Si antes las personas nos apañábamos sin un móvil, por qué ya no? 

Las redes sociales. A todas horas podemos estar hablando con los amigos. Hace un par de días vi en una red social (si, yo también las uso bastante, lo reconozco) un pequeño fragmento de una historia protagonizada por el Principito. Hablaba con un chico conectado a Internet. La conversación debatía sobre la necesidad de estar todo el tiempo conectado hablando con amigos. La paradoja y a la vez moraleja del cuento era que, al mismo tiempo que estábamos hablando a todas horas con nuestros amigos por las redes sociales, estábamos perdiendo el contacto con ellos. Esas largas tardes en la calle hablando de cualquier cosa se han sustituido por una pantalla. 

Una de las partes mas importantes de la comunicación es el lenguaje no verbal. Lo estamos perdiendo a la carrera. Si hablo a través de palabras escritas, se pierde toda la magia de reconocer lo que se está sintiendo con cada palabra. Disculparse y ver arrepentimiento en los ojos de la otra persona, declarar el amor escondido observando la vergüenza de esa persona tan especial, o simplemente mantener un debate sin acabar reñidos por unas frases malinterpretadas. Estamos acabando con esos momentos. Además del retroceso que supone a nivel personal, ya que si solo tengo que limitarme a escribir, no tengo que plantearme el acabar con mis miedos o temores a la hora de comunicarme con los demás. 

Ahora vivimos con móvil, ordenadores, coches,... ¿Todo eso realmente nos hace falta? Si un día se vivió sin ello, ¿ahora no se podría? Y otra duda que me surge, ¿tener todo esto en nuestras vidas supone un paso adelante, o hacia atrás? 

Tenemos que tener un detalle en cuenta. Una vez se tiene algo, ha de mantenerse. Ya no solo hay que contar con el dinero que me va a costar comprarme un coche, sino que además, luego tendré que pagar gasolina, el seguro, posibles reparaciones... El gasto no acaba en el momento de la compra, luego se pierde una enorme cantidad de dinero en el mantenimiento. 

Hemos encarecido enormemente la vida. Y no sé hasta que punto vale la pena. En mi humilde opinión, en el momento que comenzó la crisis, empezamos a plantearnos qué era aquello que realmente necesitábamos para subsistir. Al carecer de dinero para pagarlo, había que recortar gastos, apretarse el cinturón. Vamos eliminando poco a poco todo aquello de lo que podemos prescindir. 

Es evidente que la situación se nos ha ido totalmente de las manos. Existen una serie de derechos humanos reflejados en una Declaración Universal. Hay cosas que no se deben tocar de ninguna de las maneras. Pero creo que, en nuestras conciencias, no estaría mal vivir siempre con una pizca de crisis. Me refiero, a tener la idea clara de qué es aquello que realmente necesitamos. Y todo lo demás, sobra. Podemos permitirnos de vez en cuando algún capricho, pero no vivirlo como algo cotidiano. Además, cuando algo se obtiene fácil, deja de tener valor. 

Y tenemos que tener mucho cuidado con otra cuestión. Cuando tratamos con otras culturas, con otras civilizaciones, lo hacemos desde nuestro punto de vista. Intentamos que ese nuevo mundo recién descubierto, sea igual que el nuestro. Sin plantearnos si realmente es necesario, sin plantearnos las consecuencias de todo ello. Sin plantearnos si nosotros somos los primeros en no necesitar una determinada cosa. Copiar y pegar. 

Nuestra sociedad necesita entrar en crisis. Pero no una crisis económica, que nos deja sin techo y sin alimento. Necesitamos una crisis de conciencia. Vivir de otra manera. Una vida en la cual se disfrute convirtiendo cuatro paredes en una hogar, alimentándonos sano pero equilibradamente y sin excesos, donde disfrutemos de un largo paseo sin necesidad de utilizar el coche para todo, y donde las relaciones humanas mas ricas crezcan con el trato cara a cara, oyendo la voz, reconociendo las palabras, pero también las miradas y los gestos. Necesitamos volver a sentarnos con nuestros seres queridos y convertir un atardecer en la mejor de las tardes. Nada más. 

Recapacitemos. Busquemos la verdadera calidad de vida. No imitemos aquellos que los medios de comunicación nos venden, no busquemos el sueño americano, con vestidos de $400, grandes casas o el mejor de los coches. Todo es capitalismo puro y duro, la buena vida no tiene nada que ver. Aunque salgamos de esta algún día y logremos volver a aquellos tiempos en los que nos podíamos permitir algún que otro pequeño lujo, vamos a intentar no caer en la trampa. Valora lo que tienes o lucha por lo que necesitas. Nada más. 

viernes, 18 de mayo de 2012

GRANDES PRINCESAS DE LA HISTORIA: Etienne Du Castel


Pasó su infancia en la corte del rey Carlos V de Francia, de quien posteriormente escribió su biografía. Al cabo de diez años de matrimonio con el secretario de la corte, Étienne du Castel, enviudó a la edad de veinticinco años.

Consiguió mantener a su familia (tres hijos) gracias a sus escritos. Pasó varios años pleiteando para recuperar su herencia.

Sus primeros poemas, baladas de amores perdidos, transmitían la tristeza de su prematura viudedad, y se hicieron populares de inmediato.

Las obras en prosa defendiendo a las mujeres frente a las calumnias de Jean de Meung en el Roman de la Rose incluyen Epístola al dios del amor (1399), que fue escrita para oponerse a las actitudes cortesanas con respecto al amor, y La ciudad de las damas (1405), una relación de las hazañas heroicas de las mujeres. Su autobiografía, La visión de Christine (1405), la escribió como réplica a sus detractores.

Una de sus últimas obras es Canción en honor de Juana de Arco.

jueves, 17 de mayo de 2012

Antes de morir, vivir

La muerte, este tema del que odiamos hablar, que nos da tanto miedo. El dolor, dejarse cuentas pendientes, separarse por siempre de nuestros seres queridos, no vivir determinadas experiencias. Una lista sin fin de todo aquello que nos hace evitar hablar del día en el que desaparezcamos de este mundo para ir quien sabe a donde. 

Somos muchas las personas que desconocemos cuando llegará nuestra hora. Pero hay otras que, por desgracia, saben perfectamente cuanto les queda de vida. Y ya no solo se angustian por su muerte, como hacemos los demás, además deben soportar cada día la agonía de poder contar atrás, vivir para morir. 

La ciencia avanza cada vez más, los enfermos terminales pueden vivir un poco mas (no sé a veces a que precio, pero eso es un tema en el que no voy a entrar). A veces, cuando pienso en ese diagnóstico médico sobre el tiempo que le queda de vida a una persona, pienso en todos aquellos factores que no se tienen en cuenta. 

Evidentemente, no hay nadie que sepa mas sobre una enfermedad que un médico especialista en ello. Pero claro, las personas no somos tan solo biología, somos mucho mas. Por ejemplo, la fortaleza mental me parece imprescindible. Si a ti te quedan 3 años de vida pero no eres capaz de soportarlo, puedes ponerte fin antes de lo previsto. O por ejemplo, los hábitos que tenemos. Si fumas, bebes o te alimentas a base de grasas, posiblemente tu tiempo sea bastante menor. O factores externos, un accidente, por ejemplo. 

Aunque haya personas que tengan diagnosticada una enfermedad terminal, pienso que las demás no tenemos el futuro tan asegurado. La vida se compone de tantas piezas que nunca se sabe en que momento se va a perder una y nos vamos a quedar incompletos. 

Por ello, creo que la vida hay que vivirla al máximo. No significa esto que ahora tengamos que vivir de sol a sol, dejándonos la piel a cada segundo, desfasando a mas no poder. A ver si al final tanto vivir va a perjudicar nuestra salud gravemente. Pero si que tratemos de dedicar cada día a aquello que nos haga felices, sea lo que sea. Que cuando llegue a la noche, nos dejemos caer en la cama, exhaustos/as, sintiendo que hemos hecho todo lo que hemos podido durante nuestra jornada. Unos fuman y se provocan un cáncer, otros beben y acaban con su hígado. Como yo no hago ninguna de esas cosas, me pido morir de un ataque de agotamiento. 

Posiblemente, mi punto de vista sobre la muerte se deba mucho a lo que acabo de decir, a mi manera de entender la vida. Lo que mas temo de la muerte es el hecho de dejar de existir, de dejar de hacer todo aquello que me hace sentirme realizada como persona. Plantearme metas y sueños y de repente, no poder alcanzarlos. Porque al fin y al cabo, el dolor...Creo que el dolor forma parte de la enfermedad, mas que de la muerte, ya que cuando mueres dejas de sentir molestias y angustia, morir es dejar de sufrir si estas enfermo. Temo mas a la enfermedad que a la muerte. 

Y lo de separarme de mis seres queridos...A veces pienso en una vida siendo inmortales. Y la verdad, la idea no me apetece nada. A veces pienso en el día en el que pueda ser una mujer casada y con hijos. Vivir eternamente para ver como todo mi alrededor va falleciendo... Creo que es un sentimiento bastante común, tememos mas la muerte de nuestros seres queridos que la nuestra propia. 

Como nunca se sabe lo que puede ocurrir, vamos a seguir viviendo. Sin pensar en la muerte, pero sin provocarla demasiado. Cuidando la salud, pero permitiéndonos un buen capricho de chocolate de vez en cuando, haciendo deporte pero deleitándonos con algún manjar americano recubierto de grasa, enamorándonos con un paquete de pañuelos en la mano para cuando toque sufrir, permitiéndonos algún que otro desliz para luego quedar como amigos, bailar, reír, aprender, crecer. Y sin listas que hagan nuestro fin inminente. Tan solo viviendo, aprovechando lo que cada mañana se nos presenta ante nosotros/as. La muerte es natural, tan natural como la vida misma. Pero no hemos venido aquí para pensar en nuestro fin, sino para disfrutar mientras el fin llega sigilosamente. 

martes, 15 de mayo de 2012

Abandonando a Peter Pan

3 meses, solo quedan 3 meses. En apenas 3 meses, un año mas. Pero celebrado cada vez con mas felicidad. Y es que he de confesar que crecer se está convirtiendo, para mi, en un proceso realmente mágico. 

A veces pienso en mi adolescencia. Inseguridad, poca confianza en mi misma, baja autoestima. Por unas cosas o por otras, no acababa de sentirme bien conmigo misma. Y sin apenas darme cuenta, todo esto ha ido cambiando, silenciosamente, sin que me percatara hasta pasados unos años. 

Y es que en ese proceso, he ido rompiendo con todo aquello que frenaba mi progreso. He encontrado mi vocación, he comenzado a sentirme independiente y autónoma, me he dado cuenta de mi propio valor, ya no tengo miedo a relacionarme con unos y otros. 

A día de hoy, puedo decir que he cambiado radicalmente. Sé que tengo en mi mano la capacidad y el poder de convertir mi vida en lo que yo desee. Sé que puedo lograr mis metas. Incluso sé que, todas esas cualidades que poseo, no solo las puedo disfrutar yo, puedo hacer que las personas que me rodean también lo disfruten, tengo mucho que aportar y ofrecer al mundo. 

Creo que la madurez es una etapa de asentamiento. Todo aquello que vas adquiriendo previamente, se va colocando en su lugar, vas creándote a ti mismo/a como si fuera un rompecabezas. Crecer no es algo que se haga de la noche a la mañana, es un proceso que dura toda la vida, y toda la vida la pasas creando y confirmando tu identidad. 

Es curiosa la forma como entendemos eso de "ser mayor" en cada etapa de nuestra vida. Volviendo a la adolescencia, recuerdo como veía a los chicos y chicas que estudiaban en el mismo centro que yo. Ir al instituto suponía que debías ser popular, vestir ropa sexy, maquillarte para ser "guapa" (una niña de 12 años con mas pintura en la cara que una puerta rara vez destaca su belleza natural, pero que se le va a hacer), incluso fumar, que eso parece que te haga ser mas grande. 

Ahora lo veo desde mi perspectiva de chica de 21 años, casi 22. Quizá es porque me encuentro en una etapa especial de mi vida, en la cual valoro lo que me está ocurriendo. Pero creo que es una lástima que los y las adolescentes no sepan realmente lo que es crecer y madurar. Cualquier logro o desengaño que vivan durante esos años tendrán siempre mucho mas peso en su identidad que los kilos de rimel que lleven en los ojos. Caer y levantarse una y otra vez, eso es lo que les hará crecer. 

Cuando pasas un mal momento, en muchas ocasiones eres incapaz de verle la utilidad a tanta lágrima. Son sucesos que se valoran cuando los ves desde otra perspectiva, cuando ya han ocurrido y forman parte del pasado. Miras atrás y es cuando te das cuenta de que aquello que ocurrió, lejos de matarte, te hizo mas fuerte. 

Quizá eso forme parte también de madurar. Cuando tienes 15 años, que te deje el novio es un drama espantoso. Cuando vas ganando años y desengaños, adquieres fortaleza mental. Comienzas a definir qué es realmente un problema. Y aprendes a resolver los conflictos con mucha mas facilidad. El tiempo, además de curar, relativiza. 

Ahora que lo pienso, puede que no se trate tan solo de sumar años a la vida, sino de añadir mas vida a cada uno de nuestros años. Es muy probable que lo que nos haga crecer sea lo que nos ocurra, mas allá de soplar un montón de velas sobre una tarta. Aquellas personas que han vivido pocos años pero muchas aventuras, pueden llegar a ser muy maduras, mucho mas que aquellas otras personas que hayan pasado por este mundo sin pena ni gloria. 

Puede que ahí esté el secreto. Puede que mis casi 22 años no sean la clave, sino todo lo que he vivido a lo largo de ese tiempo y lo que presiento que me queda por vivir. Quizá llegar a la universidad, empezar a vivir con autonomía, conocer a gente y relacionarme sin temor, convertirme en el culo de mal asiento que soy hoy en día me haya convertido en una persona segura, optimista y con autoestima. 

De un tiempo para acá, vivo mis días intentando llenarlos al máximo. Los días en los que acabo exhausta son los días que mas siento que he vivido. Desaparecer por la mañana y no regresar hasta la noche. Caer rendida en la cama, pensando en todo lo que ha ocurrido ese día. Es como si, al levantarme por la mañana, sintiera que cada jornada es como un montón de fruta que tengo que exprimir, para beberme todo su jugo y sentirme mas fuerte. La energía y la vitalidad se convierten en un ciclo, cada pequeño vaso de zumo te recarga las pilas para que vivas de verdad un día mas. 

Hablo como si fuera una persona totalmente adulta. Me miro a mi misma en el pasado y veo que soy mucho mas madura que entonces, con diferencia. Pero es una experiencia incompleta. Dentro de 10 años me veré con esta edad, y me daré cuenta de que hablaba sin tener ni idea. Quizá esto se repita año tras año, quizá nunca acabe de crecer. 

Es muy probable que, incluso cuando desaparezcamos de este mundo, lo hagamos siendo incompletos. Si pasara un año mas, podríamos seguir creciendo. Como ya he dicho antes, cada experiencia nos aporta una pieza mas para nuestro rompecabezas, es fundamental dedicarle todo el tiempo posible a vivir y sentir, para poder progresar, para seguir creciendo. 

Aún tengo 21 años y una larga vida por delante. Y mientras me quede tiempo, con el permiso de mi cuerpo y si nada me lo impide, voy a dedicarlo a vivir. Pido a la vida muchas alegrías, pero también un tropezón de vez en cuando. Le pido a gente que me ame, pero también que me decepcione. Deseo tener oportunidades, pero que me cuesten de conseguir, que sean premios y no regalos. Sobre todo, quiero intensidad. Ya que me tengo que morir algún día, que lo haga siendo incompleta, pero al menos que la causa sea por agotamiento, de tanto vivir. 


sábado, 12 de mayo de 2012

GRANDES PRINCESAS DE LA HISTORIA: Emmeline Pankhurst


En España, las mujeres pueden votar tan sólo desde 1931, gracias a que en la Constitución de aquel año se otorgaba el sufragio universal a los mayores de 23 años sin distinción de sexo. Sin embargo, en Gran Bretaña y Estados Unidos las movilizaciones a favor del voto femenino habían comenzado mucho antes. Una de las sufragistas británicas más activas fue Emmeline Pankhurst.

Activista política británica. En 1892 fundó la Liga en Favor del Derecho a Voto de la Mujer, movimiento sufragista cuyo primer logro fue la consecución, dos años después, del derecho a voto en las elecciones locales para las mujeres casadas. En 1903 fundó la Unión Política y Social de la Mujer, de la que se convirtió en secretaria general.

Desde dicho cargo, se enfrentó a los miembros del Partido Liberal, a su juicio principal obstáculo para la obtención del sufragio universal femenino. Fue por ello detenida y encarcelada en tres ocasiones entre 1908 y 1909. A partir de esta última fecha la Unión radicalizó su mensaje y, a partir de 1912, fue dirigida desde París por Christabel Pankhurst, hija de Emmeline. Ésta, a su vez, fue nuevamente detenida y encarcelada.

Tras el estallido de la Primera Guerra Mundial, Christabel ordenó detener las actividades reivindicativas, y el gobierno, en respuesta, liberó a todos los prisioneros, Emmeline incluida. Pocas semanas antes de su muerte, el gobierno promulgó una ley a favor del sufragio femenino, y así vio cumplido el objetivo por el que había luchado durante toda su vida.

jueves, 10 de mayo de 2012

Pequeños supervivientes

Pese al trabajo que ha supuesto, he de reconocer que mi Trabajo de Final de Grado ha sido muy satisfactorio. No solo he podido trabajar sobre un tema muy poco estudiado, como puede ser la sexualidad y maternidad con mujeres discapacitadas, sino que además, a partir de aquí se me ocurren otras muchas investigaciones. 

Estoy decidida, mas adelante, a continuar investigando sobre esta misma cuestión con todas las discapacidades posibles, ya que solo me he basado en las lesiones medulares. Pero además me encantaría poder investigar con los hijos e hijas de estas mujeres. 

Y es que hablando con las mujeres a las que entrevisté para mi trabajo, me contaron la gran capacidad que tienen estos pequeños de ayudar a sus madres a cuidarlos. Una de ellas, con problemas de equilibrio, me contaba que su hijo, a los 2 meses de vida, ya había aprendido que debía ponerse muy rígido para que su madre le pudiera coger con solo un brazo. 

Recuerdo como, cuando estuve en mis prácticas de la carrera, los niños aprendieron a adaptarse a mis necesidades. Aprendieron a subirse para que los abrazara, sabían como ayudarme a entrar y salir de la guardería. Y apenas estuve 4 meses con ellos. 

Hace un tiempo leí una entrevista de una mujer que había sido madre teniendo una discapacidad. Se le planteaba la típica situación en la que el niño juega a escaparse corriendo para que se le pille. La mujer respondió que su hijo no hacia eso, ya que sabia que ella no le iba a poder perseguir, solo se lo hacia al padre que podía perseguirlo. 

Los niños tienen una gran capacidad de adaptación, prácticamente desde que nacen. Es una cuestión de supervivencia, pero creo que, a largo plazo, resulta muy beneficioso para ellos. 

Vivimos en una época en la cual los niños y niñas disfrutan de todo y más. No vamos a negarles la oportunidad de satisfacer sus deseos, pero creo que va siendo hora de complicarles un poco mas el juego. Que ganen lo deseado, pero que se lo ganen. La cultura del esfuerzo se está perdiendo a pasos agigantados. Y eso nos está llevando a que nuestros pequeños aprecien menos lo que tienen y desarrollen cada vez menos habilidades y capacidades. 

He llegado a una hipótesis sobre los hijos e hijas de mujeres con discapacidad: desarrollan mas habilidades y capacidades que los hijos cuyos padres y madres se encuentran en perfectas condiciones físicas. Como he dicho antes, están obligados a aprender a sobrevivir. 

Y además creo que desarrollan capacidades de todo tipo. Evidentemente, desarrollan capacidades físicas. Nuestros hijos necesitan aprender a ayudarnos a que los cojamos, necesitan aprender a levantarse del suelo encaramándose por nuestras sillas cuando se caen al andar, necesitan aprender a andar cogiéndose solo de una mano para que les podamos ayudar, y cualquiera de esas cosas requiere de un esfuerzo físico que otros niños no necesitan. 

También desarrollan mayores capacidades mentales. Cuando un niño aprender a andar, sabe que al caerse va a venir su madre a recogerlo de inmediato. Pero cuando la madre va en silla de ruedas, el pequeño debe aprender que su madre acudirá, pero no podrá cogerlo. Así que debe estudiar las posibilidades que tiene para levantarse por si mismo o con la ayuda mínima. 

Otras habilidades que adquieren son de índole educativa. Asumen normas con mas rapidez que otros niños. Si mi mamá puede correr detrás de mi, correré y me escaparé hasta que se canse y compruebe que sus enfados no son buena señal. Pero si mi mamá no puede perseguir, debo asumir que esos juegos no puedo llevarlos a cabo, debo permanecer a su lado. Acaban adquiriendo una disciplina que con una madre sin problemas físicos tardarían mas en adquirir, esperaría a la regañina para percatarse de que eso no se hace. 

Como es obvio, adquieren mayores capacidades sociales. Y esto lo comparte con todo hijo e hija de padres "no tradicionales". Discapacidades, familias monoparentales, homosexualidad, inmigración. Nacen en un entorno distinto, pero que aprenden a asumir como normal, esa es su normalidad. Por lo tanto, cuando salgan a la calle, no les parecerá tan extraño ver a otra persona discapacitada, o dos mamás o dos papás, o que mi amiga del cole solo vive con su madre o su padre. Porque en su casa encuentra las mismas realidades. 

Y por supuesto, creo que desarrolla una mayor capacidad afectiva. En una relación madre-hijo corriente, la madre es la que da y el hijo es el que recibe. Pero en este caso, para que la madre dé a su hijo, el hijo debe ofrecerle ayuda a su madre, y al final, ambos acaban dando y recibiendo. Eso puede unirles mucho mas que si tan solo ofrece uno y el otro se dedica a recibir. 

Tengo la convicción de que el niño reconoce perfectamente cuando la madre desea amarle pero sus posibilidades están mermadas. Se dispara la alarma, tengo que hacer algo para que mi mamá me dé todo su amor. Son pequeños, pero saben mas de lo que pensamos. 

Espero, dentro de unos años, poder desarrollar muchas investigaciones. De momento, seguiré formándome y dándole vueltas a esta cabecita. Y por supuesto, luego está la segunda parte. Servidora es trabajadora social, así que el conocimiento adquirido hay que aplicarlo. Tengo mucho por hacer, entonces...


martes, 8 de mayo de 2012

Amor, mal amor y desamor

El amor inunde el ambiente. Empiezo a pensar que medio mundo se ha puesto de acuerdo para atentar contra la soltería, parece una conspiración. No me malinterpretes, yo me alegro mucho, el amor es un sentimiento precioso, pero vamos, que esto empieza a ser exagerado. Será verdad que la primavera, la sangre altera... 

Y como es lógico y normal, como en todo inicio de cualquier relación, las promesas de amor eterno se repiten una y otra vez. Todos van a amarse para siempre, hasta el fin de sus días. 

Sé que puedo parecer muy poco romántica, entre mi texto "anti-San Valentín" y esto, debo ser sosa con ganas. Pero que le vamos a hacer... Yo es que eso de prometer amor por los siglos de los siglos no ha entrado nunca en mi repertorio. Con 21 años que tengo, ¿yo que sé a quien voy a amar a los 40? Y si dejo de amar a mi actual pareja, ¿rompo con mi palabra? Ese "por y para siempre" cada vez es mas largo. Conforme crece la esperanza de vida, las relaciones amorosas corren el riesgo de crecer al mismo ritmo. Evidentemente, no vas a iniciar una relación a la que no le veas futuro ninguno. Pero yo prefiero amar hoy, y mañana ya veremos...Yo te quiero, y mucho, pero ahora. 

Otra famosa frase de enamorados que nunca he dicho es aquello de "eres mi vida". No eres mi vida, eres parte de mi vida, una parte muy importante, pero no toda mi vida. Tengo familia, amigos, estudios, trabajo, aficiones. Tú tan solo eres una pieza de todo ese puzzle. Como en todo rompecabezas, sin ti el juego queda incompleto, pero no formas toda la composición. 

Además, en cierta manera, me parece adquirir una dependencia que no tiene razón de ser. Sin esa persona, de repente, ni eres ni tienes nada. Se acabó todo. Con las posibilidades que ofrece la vida, ¿para qué escribir el final tan pronto? Y a la otra persona le otorgamos un papel muy egoísta y muy dominante, le hacemos creer que sin ella no tenemos valía ni poder ninguno, todo gira en torno a él, le concedemos el honor de ser el sol dentro de nuestro sistema, somos un diminuto planeta girando en torno a una órbita marcada por él. 

Con el paso del tiempo, nos vamos acomodando en las relaciones. Establecemos unos roles a los que nos acostumbramos. Él lleva la batuta, nosotras bailamos a su compás (o viceversa). Hay una expresión que se repite bastante en las parejas que llevan algo más de tiempo juntas. Cuando pasan varios días sin salir, viene la chica y dice "es que no me saca...". ¿Perder la soltería significa perder el poder de iniciativa?  ¿Te conviertes en novio/a o en animalito de compañía? Nadie saca a nadie, ¿quieres salir? Sal, punto. Queda muy de película la típica imagen del chico llevando al cine a la chica, tiene incluso un punto de caballerosidad, pero chica, si él no da el paso, da el paso tú, no pasa nada, lo cortés no quita lo valiente. 

No puedo calificarlo de mal amor, al fin y al cabo, es mas dependencia que otra cosa. Lo que sí considero amar mal es aquello de los celos. Se llega a pensar que, si se pone celoso o celosa cuando salgo por si me fijo en otra persona, es que me quieres. Respetando toda opinión, no estoy de acuerdo. Los celos no son una señal de amor, sino de desconfianza. La confianza es uno de los pilares del amor, si confías en mi, sabrás que solo te quiero a ti y no voy a hacer nada con nadie. Si no, no me quieres. Incluso lo consideraría un principio de control sobre la pareja, saber con quien sales o dejas de salir. 

Y del mal amor, pasamos al desamor. Si te controla, si dicta con quien debes estar y con quien no, si te riñe por lo que haces, por como te vistes, si te repite que te arreglas mas para otras personas que para él o ella, no te ama. Cuando amamos a una persona, nos cuesta distinguir muchas veces lo que hace por amor y lo que hace por desamor. Debemos tener presente una cosa: quien nos ama, respeta nuestra libertad. Quien te ama no te riñe, no te trata como si fuera tu padre o tu madre, no se enfada contigo por tu bien. Quien ama, habla con ternura, con comprensión, aconsejándote pero dejándote actuar libremente. 

Hay estudio que nos avisan de una repetición de patrones machistas en las generaciones mas jóvenes. Y la verdad, no me extraña. Recuerdo, cuando iba al instituto, a una pareja que eran mas pequeños que yo. Él la trataba a gritos, ella debía estar en el punto exacto y en un momento concreto en cuanto él le lanzaba un berrido. Él le fue infiel, y la respuesta de ella fue ir a pegarse con la otra. Es evidente que él no la quería, pero ella estaba convencida de que sí. 

Puede sonar alarmista, pero todos deberíamos saber que los inicios de maltrato son muy sutiles. Nunca empieza con una bofetada, antes se ha conquistado la mente de la victima.Primero se conquista a la persona por dentro, luego se somete por fuera. Y el maltrato nunca es amor, tan solo desamor. 

Yo nunca prometeré amor eterno, nunca haré a un hombre dueño y señor de mi vida. Nunca someteré mi libertad a él. Porque tengo corazón para mucha gente, porque la dueña y señora de mi vida soy yo, porque nací libre para marcar mi camino aunque él no me acompañe en él. Busco amor, ni mal amor ni desamor, de eso sobra en este mundo. Y mientras llega el amor de un hombre, amaré otras muchas cosas, la vida ofrece tesoros sin fin. 

jueves, 3 de mayo de 2012

Apariencias engañosas

Puede que el tema de hoy no sea demasiado interesante, incluso voy a decir algunas cosas bastante obvias, pero después de ver un reportaje sobre famosos, quiero dedicarme a reflexionar sobre algunos aspectos. 

Evidente es que, lo que aparece en los programas del corazón, lo que vemos de los famosos, incluso de nuestros ídolos (ya no hablo solo de los famosillos de pacotilla que saltan al estrellato por decir que son hijos de tal o cual persona), no se ajusta a la realidad. 

Muchas veces admiramos a deportistas, a cantantes, a actores y actrices pensando que son maravillosos y fantásticos, y de repente, salta la noticia de que ha hecho lo último que esperábamos que hiciera. Cuantos deportistas habrán aparecido ya con alcohol hasta en la médula, cuantos cantantes han caído en el infierno de la droga, cuantos actores y actrices han violado las leyes...

Y es que, por encima de todo, y por debajo de esos vestidos maravillosos, y tras esos innumerables flashes que los retratan en mil y un "photocalls", hay seres humanos normales y corrientes. Cometen exactamente los mismo fallos que cualquiera, tienen los mismos defectos que tu y que yo, y se hacen mayores, acabando llenos de arrugas. Pero ellos tienen dinero para pagarse el tratamiento facial, esa es la única diferencia. 

No digo que no haya que admirarlos, si han ganado una medalla o un Oscar, se merecen toda nuestra admiración, son muy grandes en sus profesiones. Pero no los ensalcemos mas de la cuenta, porque cuando te dan una cal por la tele, te dan otra de arena en la vida real. 

Quiero centrarme un poco, llegado este punto, al papel que pueden tener los famosos y famosas en el mundo de las ONGs. Realmente, a veces me planteo si la gente mas conocida del mundo es realmente tan altruista y solidaria como aparenta. 

Todos hemos visto mas de una vez campañas de apoyo a ONGs con la imagen de deportistas, cantantes o actores. No voy a negar que muchos de ellos pueden realmente estar sensibilizados con la causa que representan, pero no puedo evitar pensar que, si de verdad quieren hacer algo útil, se quedan cortos. 

Vivimos en un mundo repleto de intereses. Es evidente que, por un lado, a las ONGs les interesa contar con una cara conocida para sus campañas. Tiene mucho mas efecto que reclame ayuda Gasol, Jolie o Shakira, que Pepito Pi, encargado del área de comunicación de la Organización X, conocido por su papá y su mamá. Se salvan mas vidas si quien me pide que alimente a los niños de África es mi mayor ídolo que si me lo pide un señor al que no conozco de nada. 

Pero los famosos también tienen sus intereses. Tras ellos hay todo un ejército de fans. Y no podemos negarlo, la estampa de la persona famosa rodeada de niños hambrientos enternece a cualquiera. Vemos que, por un momento, acaricia o abraza a un niño, y automáticamente pensamos que es una persona dulce y maravillosa. Para los famosos, aparecer como personas solidarias es un plus de popularidad. Buen deportista, buena cantante o buen actor y además, solidario, que gran personaje. 

Quizá a esa persona famosa el niño pobre de Senegal no le importe mas que al resto del universo, pero tiene intereses, tiene el interés de crear su imagen de persona preocupada por la hambruna y la miseria. 

Todo cuidadanito de a pie, cuando le importa un problema, hace algo por solucionarlo. Me voy de voluntaria o me hago socia y pago una cuota para ayudar en lo que pueda. Cuando no hay cámaras delante, ¿qué hacen los famosos? 

Hace un tiempo apareció una imagen, posiblemente creada por alguien del Barça, en la que aparecía Messi colaborando con una ONGs, y al lado, una imagen de Cristiano Ronaldo gastándose el dinero en caprichos. La frase que se leía abajo daba a entender que Messi era, además de un gran jugador, una gran persona, esos actos caritativos decían mucho de él. La respuesta no se hizo esperar. Apareció otra imagen en la cual era Cristiano Ronaldo el que aparecía colaborando y Messi comprando. Y es que todo depende del ojo con el que se mire. 

Veo a toda esa gente tan rica, con casas tan grandes, con auténticas galerías de arte por su salón, con modelitos caros a rabiar, y pienso ¿si fueran realmente solidarios, no dejarían de lado todos estos caprichos materiales y dedicarían dinero a la causa? Puede que sea cierto que el poder corrompe a la persona, quizá, si yo fuera rica, tampoco lo haría, pero a día de hoy pienso que, si realmente tuviera sus fortunas, me conformaría con una casa normal, ropa normal y coche normal, y me dedicaría a ayudar en todo lo que pudiera a los mas desfavorecidos.  

En un programa de televisión, la reportera dijo que, a ella personalmente no le importaba que se gastaran 1000e en cremas y demás potingues. A mi sí me importa. Es mas, es lo que mas me importa, saber en qué se gastan el dinero. Ya que lo tienes, ya que puedes permitirte el gran lujo de poseer algo que ayudaría a miles de personas, ¿por qué no utilizarlo éticamente? 

Yo también tengo ídolos. Yo también admiro a personas famosas. Intento estar al día de lo que hacen o dejan de hacer. Pero cuando leo o veo por televisión algo sobre ellos, lo hago con un punto de incredulidad. Será buena gente, pero tienen fallos como todo hijo del vecino. 

Creo que, si tuviera la oportunidad de conocer a mis ídolos, no haría nada del otro mundo. Porque al fin y al cabo, ¿qué me voy a encontrar? Por encima de todo, a una persona como yo. Y es que hay algo realmente paradójico en nuestra forma de actuar. Intentamos ser como ellos/as, sin darnos cuenta de que, primero, ellos/as son comos nosotros/as. 


martes, 1 de mayo de 2012

Discrimíname, que lo necesito

Sé que puede resultar una entrada con alguna que otra crítica, pero aún así voy a escribirla. Hoy toca hablar de discriminación. Pero no de la negativa, sino de la positiva. De esa que se implanta por nuestro bien. Y es que yo tengo mis dudas sobre la eficacia del invento, y eso que me beneficio de ello. Voy a exponer los pros y contras que le veo a este tema. 

En este maravilloso año 2012, del siglo XXI, en el que vivimos, la sociedad aún no sabe tratar a todos por igual. Quizá esto sea muy subjetivo, ya que según el punto de vista, parece que el mundo ha avanzado mas o menos. Pero para muchos, aún queda mucho trabajo por hacer. 

Cierto es que se han conseguido muchas cosas por derecho. Pero solo hasta ahí. Las declaraciones de buenas intenciones se multiplican, sobre el papel se escriben cada vez mas leyes, mas medidas, mas recursos, mas de todo para la gente. Pero luego sales a la calle, ¿y qué? 

Por ejemplo, la población con diversidad funcional. Todos sentimos que es un colectivo muy respetado, que goza ya de igualdad de oportunidades. Cada vez hay mas leyes que indican como eliminar barreras arquitectónicas, se deja que opten a puestos en la universidad o que haya un porcentaje en las empresas de trabajadores con discapacidad. Pero realmente, como llevamos a cada cualquier medida para beneficiar a las personas discapacitadas, ¿se hace porque consideramos que se lo merecen igual que cualquiera, o porque hay una ley que obliga a hacer tal o cual cosa? 

Si de verdad hubiéramos interiorizado el respeto hacia este grupo de personas, aparcar sobre una rampa o en una plaza de aparcamiento para discapacitados nos parecería un acto totalmente en contra del civismo. Pero no nos lo parece. Se aparca "un momentito" sin pensar en nada mas. 

La realidad es que, a día de hoy, me ven en una silla y no me contratan. La verdad es que voy por la calle, y hay rampas que solo puedo bajar si me ayudan. No soy como las demás personas. 

Otro ejemplo. Las parejas homosexuales. Aprobamos el matrimonio homosexual, perfecto, maravilloso. ¿Y? Luego dos chicos o dos chicas se besan en la calle y todos nos quedamos mirando. No los tratamos igual que al resto. No solemos fijarnos en un chico y una chica que se besan, nos parece natural y normal. Pero si son ellos o ellas, la cosa cambia. 

Se han conseguido muchas cosas por derecho, pero no por hecho. Está la teoría, pero aun no hemos llegado a la práctica. Y mientras lo primero no vaya unido a lo segundo, la discriminación positiva sigue siendo necesaria. Si la sociedad no vive en igualdad, la igualdad debe imponerse, porque hubo un día en el que se reconoció que todos somos iguales en derecho y dignidad. 

Pero tiene su parte negativa. No puedo evitar pensar que, pese a que soy diplomada y pronto seré graduada, pese a que voy a comenzar un máster, pese a todo, cuando llegue a una empresa, lo único que verán será la silla. Si la empresa de turno quiere obtener las ventajas que le corresponden por cumplir con el porcentaje de trabajadores con discapacidad, buscarán precisamente eso, que tenga discapacidad. No sé si se pararán a mirar mi curriculum. Temo que solo me vean sobre dos ruedas. 

No puedo evitar plantearme el hecho de que, mientras que por un lado estamos fomentando un trato mas igual, lo hacemos destacando lo que nos hace diferentes. Soy distinta a ti porque voy en silla de ruedas, y precisamente porque voy en silla de ruedas saco ventaja en situaciones en las cuales tu te quedas por detrás. 

Además, hay veces que me ayudan en aspectos que no acabo de entender. No voy a decir que en la tesitura económica en la que nos encontramos todos, viva en un estado de economía abundante. Pero ser cojo no significa ser pobre. Hay cosas que si me puedo pagar. O por ejemplo, entrar en la universidad con solo un aprobado justo. Mi discapacidad no me impide llegar al nivel del resto, ¿de verdad necesito esta ayuda? 

Creo que falta hilar mas fino. Darle a la gente lo que de verdad necesita. Y si no lo necesita, creo que el esfuerzo no ha matado a nadie, si hay que trabajar mas, se trabaja. Yo necesito que me eliminen las barreras arquitectónicas que existan, necesito permitirme una silla de ruedas que se ajuste a mis necesidades, necesito poder acceder a una vivienda adaptada. De lo demás, ya me encargo yo. 

Temo que ofrecer determinadas ayudas, hasta cierto punto, poco útiles para algunos, se convierta en una cortina de humo que nos impida ver con claridad lo que necesitamos por otro lado. Parece que, al recibir algo, nos conformemos con ello, sin pensar que hay algo mas que necesitamos y que nos se nos está ofreciendo. 

Hay algo que también me preocupa, y que no corre a cargo de políticos ni demás peces gordos. Hablo del otro lado de la barrera, de las personas ayudadas. Del colectivo que se os pueda ocurrir. 

Da la sensación de que empezamos a apreciar poco lo que tenemos. Lo damos por algo natural, por algo caído del cielo. Las ayudas se ven como algo ofrecido por derecho, como si no hubiera costado nada conseguirlo. 

Es como si cada recurso que cae en nuestras manos fuera un río que se nos lleva lentamente hacia el mar deseado. Paz y calma nos envuelven cuando vemos que la meta llega fácil cuando nos ayudan a alcanzarla. A veces, incluso, nos relajamos tanto, que parece que nos valoremos ni siquiera nuestras capacidades. No pensamos que, aunque sea difícil, podemos alcanzar solos la meta, o que la podemos alcanzar con mejores resultados con nuestro propio esfuerzo. Si llegamos igual, para que esforzarse... 

Igual lo que digo despierta las discrepancias de muchos y muchas, y lo entenderé perfectamente, pero me siento mejor conmigo misma cuando consigo mis objetivos por mi misma, no porque nadie me ayude. Si me ayudan, que sea lo justo y necesario, que yo puedo hacer lo demás, estoy capacitada para conseguirlo. Incluso me parece mas digno. No quiero que me traten como si no fuera capaz, al contrario, quiero ser igual de capaz que el resto del mundo. 

Necesitamos disciminación positiva, porque el mundo nos sigue discriminando negativamente. Pero hasta cierto punto. Yo no podré andar, o no entenderé tu idioma, o habré pasado un tiempo en un centro de desintoxicación o me habré separado de un marido que me pegaba. Pero si he podido aceptarme, si he podido seguir adelante, puedo hacer mucho mas. Necesitaré tu ayuda, pero no me trates como si fueras imprescindible para mi. Porque detrás de esta silla de ruedas, de esta voz que aunque habla aún no acaba de entenderse, detrás de estos brazos o este rostro aún con marcas de mi pasado, hay un fuerte ser humano buscando dignidad. Y la dignidad, a veces, es hermana de la lucha y la independencia.